De San Junípero a Fisterra

Tamara Montero
Tamara Montero CUATRO VERDADES

OPINIÓN

26 feb 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

El paraíso está en la Tierra. Está en el rugido de las olas. En el lenguaje luminoso del faro. En el sol cayéndose por el borde del horizonte, pintando de naranja los últimos destellos del día. El paraíso está en la Tierra, cantaba en San Junípero Belinda Carlisle con reverberaciones ochenteras. San Junípero, el lugar de la libertad y de la vida eterna. El canto al optimismo, al amor, a la independencia. San Junípero, el refugio de los que quería seguir sintiendo. Descargar su conciencia. El único capítulo con final feliz de Black Mirror, esa serie. La serie que se te mete en la cabeza. Pero ay, que el futuro no es San Junípero. Lo sabe la rapazada. Porque la rapazada lo que quiere ahora es la vida eterna. Con funda de chico, con funda de chica. Vivir para siempre. No ir jamás a descansar al cementerio de César Portela. ¿El tanatorio? En la Costa da Morte es una sala de fiestas. El sepulturero metido a youtuber. Ni un alma pisa ya la iglesia. Ya nadie se casa. Ni siquiera se confiesa. Por supuesto, el paraíso está en la Tierra. Está en la hierba meciéndose suavemente el los confines del mundo. Está en el olor a salitre, en la humedad de la arena. En las aristas rocosas, en las calles estrechas. El paraíso está en la Tierra, cantaba Beliunda Carlisle con reverberaciones ochenteras. Pero ay, no es San Junípero. Porque el paraíso se llama Fisterra.