España es Operación Triunfo, y está bien que sea así. Cada país tiene derecho a elegir su destino. No somos como nos ha descrito el periodista de The Times, pero otros tópicos sí se cumplen. Sucede con España y con Suecia. El tópico, agua lleva. Somos Operación Triunfo, porque somos un país centrado. Así el CIS dice que el PP todavía sigue en primer lugar, a pesar del palo, y que Ciudadanos no deja de crecer. En España o te centras o no gobiernas nunca en Moncloa. Así fue con Suárez, y así Felipe amagó con irse de Suresnes para dejar la izquierda, izquierda. Las últimas encuestas han dejado claro que el mito de que España es de izquierdas, si todos los de izquierda se movilizan, va quedando atrás. Un motivo es que pesan mucho los más de nueve millones de pensionistas, que tienen una edad, saben mucho y no van a apostar nunca por experimentos.
El éxito de esta edición de OT estaba anunciado. Iba a suceder un año o el siguiente. Aquí se recicla todo. Los éxitos vuelven siempre. La audiencia regresa a sus clásicos. El fútbol, por ejemplo, nunca falla. España es de anestesiarse, de opio. Entiendo que haya intelectuales comprometidos que no comprendan las fabulosas audiencias de OT, de unas chavalas y unos chavales cantando. Pero es muy respetable que los españoles tengan ese gusto mayoritario. Y en democracia además, contados los votos, son los partidos que ganan los que deben gobernar. ¿Qué sucede? Que esos intelectuales no asumen que la gente le haga más caso a Amaia y a Aitana que a Isabel Coixet. Pero es que igual, que Isabel Coixet, con el cine que realiza, tenga un récord de premios Goya, también nos debería obligar a hacérnoslo mirar. Luego se extrañan de que el cine español no conecte con el gran público.
¿Es la gala de OT más divertida que la gala de los Goya? Según para quién. La de los Goya no termina nunca, mientras que la de OT, por muy trillado que esté el formato, se ve más ligera por la exhibición de inocencia de jóvenes como Aitana.