Cataluña y el PP, desde Galicia

Uxio Labarta
Uxío Labarta CODEX FLORIAE

OPINIÓN

08 feb 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

«El PP tiene que ocupar el espacio que ha dejado CDC en Catalunya». Coincidirán en que este titular en La Vanguardia despierta la curiosidad, que se acrecienta si encabeza una entrevista al presidente Núñez Feijoo. Entrevista en la que analiza la situación de Cataluña y de su partido después de los pésimos resultados electorales de diciembre, y lo que entiende como perspectivas para el futuro.

Coincido que en comunidades como Euskadi y Cataluña, gobernadas por partidos nacionalistas de centroderecha, aún con políticas económicas y sociales muy diferentes entre ellos, un partido no nacionalista como el PP tiene serios problemas de espacio. Por más que Feijoo no señale que determinadas políticas populares confrontaron y confrontan con los sentimientos nacionalistas asentados en esas sociedades, hasta extremos que tanto en Cataluña como en el País Vasco los sitúan en un papel minoritario.

Críticas a esas políticas no las formula Feijoo de forma explícita, pero asoman en afirmaciones tales como «El PP necesita reencontrar su espacio en Cataluña». Un espacio que define como el que ha ido abandonando Convergencia al mutar desde el catalanismo al independentismo.

En uno de los recientes viajes a Cataluña se me preguntó cómo era posible la persistencia del Partido Popular en el gobierno gallego. No dudé en mi respuesta: Luego del «Galego coma ti» y el desborde de UCD, el Partido Popular es un partido que ocupa el territorio y no desarrolla una confrontación identitaria directa. Igual que sucedió con CiU en Cataluña, el PNV en el País Vasco o los socialistas en Andalucía.

Por ello, no me sorprendió la respuesta del presidente Feijoo a la pregunta de ¿qué no hizo el PP en Cataluña y qué debería hacer? «En Galicia intentamos tener presencia en todos los pueblos, defendemos la lengua propia y la compatibilidad de nuestras dos identidades, la gallega y la española. El PP en Galicia es un partido galleguista». Por más que en su entrevista obvie el impacto de los errores del 1 de octubre, minimice a Ciudadanos y no caiga en la tentación del entroido Puigdemont, el análisis de Feijoo podría ser realista, al tiempo que una sutil autocrítica o un imposible deseo. Todo ello algo inusual en política.