Galicia de los afectos

Ramón Pernas
Ramón Pernas NORDÉS

OPINIÓN

27 ene 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Reiteró la frase cuatro o cinco veces. Acaso era mucho mas que una frase, era un concepto descriptivo que tenía mucho que ver con el estado de la cuestión. Era un hallazgo feliz que poco tenía que ver con un eslogan al uso. Feijoo, el presidente Feijoo, hablaba para un cualificado auditorio de más de un centenar de periodistas, que celebraban a su santo patrón y galardonaban a un compañero. Su tono era distendido e incluso brillante, con ese tono de confidencia didáctica de quien se dirige a personas conocidas aunque tengan distinto y plural pelaje ideológico. El guion era escueto y la improvisación suficiente. Los periodistas asistían a una confidencia cordial. No era un acto informativo, quizás pedagógicamente formativo. Una apuesta por la democracia y por la libertad informativa, que es uno de los pilares que la soporta. Era un discurso amable de tú a tú, en el que Feijoo, maestro en el cuerpo a cuerpo, aunque en esta ocasión fuera muy numeroso, fue sintiéndose cómodo con la atención educada y el silencio aprobatorio. Recalcó la Galicia de los afectos, la que se comporta sin estridencias, manteniendo ese sentido común mal llamado sentidiño frente al antiguo seny catalán. Y cabe en esa frase, una manera serena de entender el mundo, de interpretar la vida, de crear un particular universo. Estaba en Compostela, mi gran ciudad de acogida, destino ultimo de mi camino vital y me di cuenta, escuchando al presidente, de que uno de mis iconos favoritos esta labrado en piedra en el Pórtico de la Gloria de la catedral, y no es otro que la primera sonrisa que esculpió el románico hace más de diez siglos. O sorriso de Daniel, La sonrisa de Daniel, era, estaba, en el origen de la Galicia de los afectos, la que recibe al caminante, y lo saluda con un afecto tan antiguo como entrañable. El afecto de Galicia no tiene fronteras, ni limites geográficos, es universal como nosotros los gallegos. Y Feijoo hizo compromiso de la palabra y citó una estupenda película, El instante mas oscuro, en la que Gary Oldman interpreta a Churchill, que en los días aciagos de la segunda gran guerra, defiende la resistencia frente al pactismo ignominioso, y baja a la calle, al metro londinense, para escuchar a los ciudadanos. La palabra es el otro pilar de la democracia. Estuvo eficaz el presidente de la Xunta, se sintió a gusto, y quienes lo escuchaban, escuchábamos, también. Al concluir realizó un juego, diríamos que pirotécnico, y hablo como un gallego, utilizó perífrasis, que solo otro gallego entiende, me recordó a los lejanos antecedentes de Xan das Bólas o al más cercano de Manquiña. Le aplaudimos. Y al montar en el coche que me conducía al centro de Santiago, pensé en la frase que abanderó la intervención, pensé en la Galicia de los afectos y en los afectos de Galicia, y fui construyendo frases en subjuntivo, como los gallegos. Como yo, sin ir mas lejos.