El secreto de los belgas

Eduardo Riestra
Eduardo Riestra TIERRA DE NADIE

OPINIÓN

13 nov 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Sin saber que Puigdemont iba a atraer la atención sobre Bélgica, en la Fundación Luis Seoane ya teníamos programado un ciclo literario sobre el Congo belga y la novela de Conrad El corazón de las tinieblas. La historia va de un genocidio cometido bajo la dirección de Leopoldo II hace poco más de un siglo y está relacionada, como siempre, con la explotación de las materias primas, en este caso el caucho. Murieron allí tantas personas como en toda la Primera Guerra Mundial, la más sangrienta: diez millones. Aquello lo contó el diplomático irlandés -cuando Irlanda todavía formaba parte del Reino Unido- Roger Casement, que primero sería condecorado y después ejecutado en la horca por su declarado independentismo.

Durante el proceso, Arthur Conan Doyle, el padre de Sherlock Holmes, lideró un movimiento a favor de su indulto, que Conrad, que era un emigrante polaco, no secundó. Luego, no se sabe si para bien o para mal, Casement fue inmortalizado por Mario Vargas Llosa en El sueño del celta. El Congo belga, cuando todavía era una finca privada del rey Leopoldo, se llamaba Estado Libre del Congo, lo que prueba que el lenguaje puede ser usado como se quiera. Luego, ante la magnitud y la crueldad del genocidio y gracias al irlandés y a las presiones internacionales, el Congo fue arrebatado a Leopoldo y entregado al Estado; y pasó a ser el Congo belga. Pero lo más curioso es que los belgas no se acuerdan de nada, vaya por Dios.