El retorno de «El Fugitivo»

Ramón Pernas
Ramón Pernas NORDÉS

OPINIÓN

11 nov 2017 . Actualizado a las 10:29 h.

La primera televisión pública, en mi infancia, emitió cuatro temporadas de una serie que triunfó en todo el mundo: El fugitivo. Era una huida permanente de Richard Kimble, que escapaba de su perseguidor, un teniente de la policía, por pueblos y ciudades de Norteamérica. Regresa El fugitivo en la persona de Carles Puigdemont, un prófugo de la Justicia española, reconvertido, autodenominado presidente de la Generalidad de Cataluña en el exilio, que acompañado de un pequeño séquito de cuatro leales, se refugió en el corazón de Europa. En Bruselas, para poner en pasiva las versiones del golpe de estado que protagonizó, antes de su truculenta fuga, primero a Marsella y luego a la capital belga. A él no lo persigue un policía, lo persigue la ley que quebrantó, lo persigue la historia de un país cabal, el sentido común, el viejo seny destrozado, lo persiguen las sombras que intentó alzar creando un relato basado en mentiras, manipulaciones, y reivindicando la posverdad como argumento de propaganda basada en un discurso narcisista e infantiloide. Eligió Flandes, una bella y mimada región belga, que tiene en Bruselas, su doble capital: la de la nación y la del territorio con el neerlandés, flamenco, como idioma. Quiso poner una pica en Flandes, que forma parte de la expresiones mas tradicionales del lenguaje popular, cuyo origen tenía que ver con el viaje que los tercios militares de Flandes, realizaban a lo largo de Italia y Suiza, partiendo, como el expresident, de Barcelona, hasta llegar a los países bajos donde combatieron con honor durante la llamada guerra de los ochenta años. Quiso poner una pica en un país en el que conviven tres lenguas, donde el francés es cooficial con el flamenco y el idioma de los valones, en una ciudad que acoge la capital de la Unión Europea que es un antídoto contra la tentación secesionista. Puigdemont vive su propia fantasía, su patético autoexilio es una vieja ensoñación de alguien que llego a la presidencia del gobierno catalán por designación sin haber sido elegido en las urnas, El daño que está provocando desde su verborrea simplista y demagógica al catalanismo moderado y a las instituciones de la unión, es jaleado y estimulado por la obsesión de los rusos con el oscuro mundo de los servicios secretos y la penetración en las redes para intentar vulnerar a una fuerte y poderosa Unión Europea. El nuevo fugitivo es el títere a utilizar para debilitar las bases mas sólidas. En Flandes, muy cerca, tuvo también lugar la rendición de Breda, contada por Calderón de la Barca en el sitio de Breda e inmortalizada por Velázquez en el cuadro de Las lanzas que si fuera hoy sería la imagen de los doscientos alcaldes con sus cayados rindiendo pleitesía al fugitivo retornado. Faltaba Justino de Nassau y tal vez sobrara Puigdemont, el fugitivo que retorna.