¿Realidad paralela o estrategia electoral?

M.ª Carmen González Castro
M.ª Carmen González VUELTA Y VUELTA

OPINIÓN

03 nov 2017 . Actualizado a las 08:50 h.

Una de las razones por las que un juez envía a prisión provisional a un investigado es por el riesgo de que se fugue o por el riesgo de que vuelva a delinquir. Que Puigdemont lleve varios días en Bruselas, acompañado de cuatro exconsejeros e insistiendo en que sigue en el cargo, mientras el resto de su gobierno se disponía a declarar en la Audiencia Nacional, conjugaba ambos elementos. Y se convertía en garantía casi segura de que Junqueras y el resto de consejeros, salvo el dimitido Santi Vila, iban a pasar esta y algunas noches más en prisión.

¿A qué responde semejante comportamiento en el Govern? Puede ser producto de la realidad paralela en la que vive Puigdemont: es un héroe, un presidente que se ha visto obligado a exiliarse lejos de su Cataluña querida porque es víctima de la represión de un gobierno español que se ha saltado todas las garantías democráticas. Un cuento que ya no se creen ni los independentistas. Porque una cosa es que Rajoy y su Gobierno tengan parte de culpa en la situación actual, por haber permanecido al margen de lo que lleva años cociéndose en Cataluña, por no haber trabajado para evitar que muchos catalanes miren con simpatía al independentismo convencidos de que «España les roba» y, sobre todo, por haber minusvalorado el problema y no haber intentado atajarlo hasta que ya se había desbocado. Pero algo muy diferente es creerse que Puigdemont es un exiliado político.

¿Responde entonces la marcha de Puigdemont a Bruselas a una estrategia electoral del bloque soberanista? La relación entre las diferentes sensibilidades del exgobierno catalán no está en su mejor momento después de los tiras y aflojas del jueves y el viernes pasado cuando Puigdemont pasó de querer convocar elecciones a dejarse vencer por la presión de sus socios y acabar llevando al Parlament la declaración de independencia. Pero hay algo en lo que seguramente están de acuerdo: tienen el convencimiento de que cuanto más tensen la cuerda mejor les irá en las elecciones autonómicas, mejores resultados obtendrán y más respaldo tendrá el proyecto independentista. Estrategia electoral o no, una foto del expresidente detenido en Bruselas, mejor si es de forma aparatosa, sería gasolina para su campaña electoral.

Una vez más, unos y otros están pensando en el corto plazo, en sacar el mejor resultado de la convocatoria electoral. Pero en lo que nadie parece pensar es en que, pase lo que pase el 21-D, ganen los soberanistas o se imponga la mayoría unionista, lo hará por escaso margen y Cataluña seguirá partida por la mitad. Y buena parte de España seguirá mirando con recelo a los catalanes. El verdadero héroe será el que sea capaz de reconstruir todos esos puentes rotos.