Desafío secesionista y economía

Ferran Brunet EN VIVO

OPINIÓN

02 oct 2017 . Actualizado a las 07:35 h.

Hemos llegado al punto álgido del desafío de los separatistas catalanes a la democracia española. La secesión de Cataluña del resto de España no ocurrirá. No hay legalidad que la sustente, no hay mayoría entre los catalanes, no hay contexto propicio para el triunfo de los independentistas.

No obstante, desde hace años Cataluña viene sufriendo una severa confrontación. Ha sido generada por un Gobierno y un Parlamento regionales. Con armas y bagajes, y sin ambages, finalmente, la Generalitat capturada por los separatistas se ha situado fuera de la ley. Esta confrontación independentista y este desafío a la democracia española alcanzaron ayer su cénit.

Desde hace años, los separatistas catalanes y su Gobierno (toda una entera Administración pública, efectivamente) han mantenido contra el Estado español una guerrilla de propaganda, de leyes y tribunales, de persecución a los disidentes, de banderas y de desfiles multitudinarios y algaradas en las calles de Barcelona. Esta confrontación ha tenido: a) graves consecuencias políticas, destrozando las instituciones, han incendiado Cataluña; b) graves consecuencias sociales, fracturando la sociedad catalana, han descompuesto el tejido social; y c) graves consecuencias económicas, menguando el PIB, el empleo y la competitividad.

Detengámonos en tres aspectos del impacto económico. Uno: el PIB de Cataluña es un 3,5 % menor que el que le correspondería sin confrontación separatista. Dos: desde el 2005 Madrid ha crecido un 10,1 % más que Cataluña. Tres: en el ránking de competitividad de 261 regiones europeas, Cataluña está en la posición 153, Madrid está en la ¡posición 83! Esto es, Madrid nos roba a los catalanes las inversiones que los separatistas ahuyentan. En un mundo global, cuando la competitividad y el bienestar dependen de la calidad de las instituciones, introducir inestabilidad política como han hecho los secesionistas y su Gobierno es, simplemente, lo peor que puede hacerse.

Tras la catástrofe que ha conducido al disparate de ayer, cabe avizorar una inflexión en la confrontación. Esto ocurrirá por aplicación de disposiciones judiciales (Fiscalía de Cataluña, Tribunal Constitucional), administrativas (intervención por el Ministerio de Hacienda), penales (delitos de sedición, tumulto, prevaricación y otros previstos en el Código Penal), por la acción del Tribunal de Cuentas (malversación), y/o por aplicación del artículo 155 de la Constitución Española que sustraiga la Generalitat de las autoridades que se han declarado en rebeldía y la ponga bajo la autoridad del Gobierno de España. Sin embargo, aunque la tensión decaiga, la visibilidad de la quiebra producida en el orden democrático pasará una factura muy grande a España.

Dinamitadas por el separatismo, las fuerzas políticas catalanas se recompondrán sobre la base del diálogo y de alcanzar soluciones. Tras el secuestro de Cataluña por el separatismo y su desafío al Estado de derecho español, Cataluña y la democracia española renacerán. Sin duda, serán mucho más sólidas. Prevalecerá la Cataluña de la concordia, de la normalidad política, institucional y jurídica. Orgullosa de su ser y de su contribución a la democracia y al progreso del conjunto de España, resurgirá la Cataluña del seny.

Ferran Brunet es profesor de Economía Europea de la Universidad Autónoma de Barcelona y vocal de Sociedad Civil Catalana.