Angela seguirá ahí

Miguel-Anxo Murado
Miguel-Anxo Murado EL MUNDO ENTRE LÍNEAS

OPINIÓN

PATRIK STOLLARZ | Afp

23 sep 2017 . Actualizado a las 10:22 h.

Está claro que Alemania no tiene un sistema de limitación de mandatos. Este es el cuarto al que se presenta Angela Merkel. Eso sí, esta iba a ser su candidatura más complicada, según decía ella misma cuando la anunció a finales del 2016. Y era verdad que entonces no se encontraba en su mejor momento de popularidad -o de la confianza que inspira, porque Merkel, en realidad, nunca ha sido exactamente popular-. Todo se reducía un único pecado político: su improvisada oferta de asilo universal a los inmigrantes atrapados en la ruta de los Balcanes había provocado un caos que el país todavía está tratando de digerir. En consecuencia, la extrema derecha empezaba a crecer y los socialdemócratas, sus socios de Gobierno, parecían dispuestos a aprovechar ese momento delicado para recuperar el poder en solitario. Se hablaba ya del fin de la era Merkel.

Desde entonces, la situación no podía haber dado un vuelco mayor. Si el SPD estaba a punto de empatar con la CDU de Merkel todavía en febrero de este año, ahora ya sólo aspira a no empeorar el 23 % que obtuvo en el 2009, su peor resultado histórico. Merkel, en cambio, vuelve a acercarse a su mejor marca, el 41 % del 2013. La extrema derecha del AfD entrará en el Parlamento, pero será una fuerza menor.

¿Qué ha pasado? Todo lo que podía favorecer a Merkel: la economía va mejor, los sueldos no suben mucho, pero suben, lo mismo que las exportaciones. El flujo de refugiados se ha estabilizado. El AfD se encuentra enzarzado en trifulcas internas, además de en los ya clásicos escándalos tuiteros que asolan a los partidos populistas. Pero, sobre todo, se ha visto que no existe alternativa. El gráfico de las encuestas muestra claramente cómo la designación de Martin Schulz como candidato del SPD, tras una efímera burbuja de entusiasmo en la izquierda, marcó el inicio de un largo y profundo declive de la intención de voto. Anodino, con un programa casi idéntico al de la CDU, Schulz ha querido basar ingenuamente su imagen en su condición de expresidente del Parlamento Europeo, una institución que inspira poco respeto en Alemania -si es que lo inspira en algún sitio.

Nada de lo dicho quita interés a las elecciones de mañana. El complicado sistema electoral alemán, con sus dos votos y su método Sainte-Languë -allí no se usa el d’Hondt- dificulta los pronósticos de escaños. En el 2013 Merkel no obtuvo mayoría absoluta a pesar de su 41 %, y es menos probable que la obtenga mañana, con lo que habrá que ver cuál es la fuerza de los partidos pequeños. Hay pocas dudas, pues, acerca de quién dirigirá el gobierno, pero bastantes acerca de qué tipo de gobierno será. Para Alemania, por supuesto, eso es importante. Para Europa, no tanto. La preocupación era que Merkel no estaría ahí para el trauma del brexit y demás retos inminentes. Por ese lado, no hay motivo de preocupación. Angela seguirá ahí.