El yihadista de la boina

Eduardo Riestra
Eduardo Riestra TIERRA DE NADIE

OPINIÓN

30 ago 2017 . Actualizado a las 08:18 h.

El hijo de Tomasa ha venido a zanjar la cuestión catalana. Ni España ni independencia. Cataluña es árabe, y pertenece a Al Andalus. Tras unos días de tensión y tristeza, el monólogo de Ahram Pérez, el cordobés, vino a traer eso que siempre se necesita tras una tragedia, la risa. El joven intelectual, hermanado con aquellas lumbreras de la ETA por la boina calada, nos ha explicado de qué va esto y nos ha pedido que nos acordemos del siglo XV, mucho pedir. Lo más que podemos hacer es preguntarle a Jordi Hurtado.

A mí la boina me recuerda a los disfraces de los choqueiros y a los uniformes de verde olivo, me recuerda al Che, claro, y a Ernesto Cardenal, tan coqueto; a Josechu el Vasco y al boxeador Urtain, pero también a los chicos del fotógrafo Alberto Martí, que perdieron el barco en el puerto de A Coruña y, entre baúles, con las boinas caladas para aguantar el frío y el desamparo, se dejan retratar para la prensa.

La boina, ya ven ustedes, puede ser símbolo de cultura -Ramón Cabanillas, Pío Baroja, Josep Pla, Unamuno, Valle Inclán, Carmen Martín Gaite- o de estupidez. Cuando Richard Burton o Charles Daughty, o antes el catalán Domingo Badía, conocido por Alí Bey -espía de Godoy-, intentaban llegar a la Meca, se disfrazaban de árabes, como vimos en el cine que también hacía mi tocayo Lawrence. Por eso no entiendo lo de la boina del cordobés. La boina, desengañémonos, es un invento occidental, algo cristiano, y algo comunista, de nuestra tierra y también francés, pero nunca, nunca la boina ha pertenecido al mundo musulmán. Y eso, qué quieren que les diga, quita credibilidad al chico, por mucho que diga la propia Tomasa.