Galicia, la ánima de Cuerda

M. Anxo Fernández TRIBUNA

OPINIÓN

28 jul 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

A José Luis Cuerda, tan vinculado al mejor cine de la España democrática, los entendidos lo aclaman por la muy gamberra e insuperable Amanece que no es poco, pero otros preferimos a El bosque animado, quizá la mejor que el cine español haya filmado nunca en Galicia, y que ahora cumple cuarenta rejuvenecidos años. Casi desde entonces, el cineasta es un gallego más, no sabemos si por influjo de Fiz de Cotobelo, esa ánima en pena que pulula por Cecebre bajo la piel de Miguel Rellán, o porque cayó bajo el influjo de alguna meiga del Ribeiro, en cuyas tierras altas aposenta desde hace años en su histórico caserón en Cubilledo, parroquia de Gomariz, Leiro.

Asomado a su balconada solaina, sombrero en testa y semblante de nívea barba en figura antaño oronda, contempla sus viñedos cual ingenioso hidalgo, porque ingenioso lo es y mucho, aunque sin lanza porque su bonhomía le impide tener gigantes a los que arremeter. Además, porque de vinos también sabe José Luis. Ya casi tanto como de cine, aunque de esto más porque a Galicia todavía regresó a aposentar sus cámaras en la recordada La lengua de las mariposas, más tarde la también dramática Los girasoles ciegos, y como colofón, la ruda Todo es silencio, y entre medio de ellas, el cortometraje Primer amor, chiscadela a su admirada Cabanelas, singular paisaje ribeirán a pocas leguas de su hacienda, y dueña de un tinto sin par…

Pues bien, quiso la casualidad y la historia, que al albaceteño le tocase la honra de dirigir al gran Fernando Rey para una última filmación en su tierra, en donde ya rodara en varias ocasiones, aunque no tantas como el ilustre coruñés quisiera. Justamente por eso, y porque en O Carballiño, Cuerda es también un rey que pasea por sus rúas su noble estampa, las Xociviga les quieren hacer un simbólico homenaje a estos dos reyes -lo son, a su manera-, ofreciendo El bosque animado para disfrute de vecinos, allegados y forasteros. Puede que semeje poco para lo que ambos merecen, en especial José Luis, que ya es de los nuestros, y que a su manera de buen escribidor, obsequió un bonito texto para el libro oficial, La vara de Fernando Rey, en la que recuerda con admiración al irrepetible Señor D’Abondo, el personaje vestido por Rey que la pluma de Wenceslao Fernández Flórez dejó para gloria de la literatura universal. De igual manera que el ánima Fiz conversa con el bueno de Fendetestas, Cuerda lo hace con esa su otra ánima cómplice, Galicia.