«Trabacaciones» e hipercapitalismo

Albino Prada
Albino Prada CELTAS CORTOS

OPINIÓN

MARCOS MÍGUEZ

27 jul 2017 . Actualizado a las 09:36 h.

El capitalismo al que nos vamos adaptando está disolviendo todas las fronteras de lo que venían siendo unas relaciones laborales más o menos estables. Un mundo en el que el concepto de jornada laboral (diaria, semanal, anual o a lo largo de la vida) tenía un significado claro y concreto: máximo de horas diarias o semanales, tantas semanas de vacaciones pagadas al año y jubilación después de tantos años de trabajo.

Pero en los últimos tiempos (será la economía 3.5 y la galopante digitalización) todo esto se está viniendo abajo. Las ocupaciones remuneradas son ahora con mucha frecuencia por tareas cobradas en facturas de presuntos autónomos, y cuando la relación es laboral lo habitual (por ejemplo, en el 90 % de los contratos en los seis primeros meses de este año en España) es que sea temporal.

Cuando uno encadena trabajos temporales o va cobrando las facturas que puede emitir (por ejemplo, a una de esas mal llamadas plataformas colaborativas) sus vacaciones se esfuman y pasan a ser el tiempo en el que no tiene trabajo (porque lo han desconectado). En neolengua neoliberal: trabacaciones.

Pero la cosa no empieza, ni acaba, ahí. Porque de la misma manera que se difumina la separación entre semanas continuadas de ocupación y semanas de vacaciones, también se difumina dentro de los días de la semana, y dentro de las horas del día, lo que sea tiempo de trabajo y tiempo de ocio. Trabocio será la cosa. En los cada vez más numerosos contratos a tiempo parcial (o de microtareas en la economía 4.0) uno ha de estar disponible de forma permanente para ser o no requerido, y, por supuesto, todas las actividades que sean necesarias para estarlo corren por su cuenta (por ejemplo, tener a punto sus herramientas o desplazarse).

El CEO de una de estas empresas (Gigwalk) lo resume así de clarito: «Puedes contratar a 10.000 personas durante diez a quince minutos. En cuanto han terminado, esas personas sencillamente desaparecen». Y pelillos a la mar.

Los números son abrumadores. Desde Alemania Clickwolker presume de 700.000 clictrabajadores en 136 países, la japonesa Lancers de 420.000 trabajadores registrados, siendo este un país en el que se esperaba llegar en el 2018 a los diez millones, AMT cuenta con 500.000 realizadores de tareas, Upwork tiene registrados en su portal nueve millones de personas disponibles, sin olvidar Amazon Mechanical Turk, PeoplePerHour o CrowdFlower.

Todas emplean a nuevos sirvientes, realizadores de tareas, socios o falsos autónomos que tienen una jornada laboral difusa (con plena disponibilidad), realizan en parte labores no remuneradas, siempre a tiempo parcial, su remuneración nunca es salarial, asumen microtareas externalizadas, y ya no son despedidos sino desactivados… ¡y disfrutan de trabacaciones!

De estos asuntos me ocupo en un documento editado por la Fundación 1 de Mayo localizable tecleando en un buscador «Hipercapitalismo cognitivo».