Mejor sin vacaciones

Ángel Paniagua Pérez
Ángel Paniagua LA TRAPALLADA

OPINIÓN

21 jul 2017 . Actualizado a las 08:30 h.

La presidenta de la comunidad de Madrid no quiere irse de vacaciones. Está en su derecho, dice. Y es verdad. Eso sí: a la vista de cómo ha incendiado los platós de la mañana y las redes de la tarde, Cristina Cifuentes ha matizado, generosa, que ordena -«obligo», dijo- a sus consejeros que se cojan al menos quince días. Pero ella no paseará este verano por A Coruña, de donde era su padre y donde aún tiene familia. Libremente. Dice.

Más allá de absurdos debates, su bravuconada explica por qué nos vamos a pasar la vida soñando con implantar horarios europeos y saliendo de trabajar a las once de la noche. Porque conecta muy bien con nuestra forma de pensar: es normal que no se vaya de vacaciones, para algo preside una comunidad, para algo tiene un puesto de responsabilidad, para algo cobra un sueldo público, para algo hay crisis. Aplaudimos a alcaldes que están todo el verano a pie de micro, admiramos a presidentes que se van dos días y despachan desde la casa de verano. En el fondo, seguimos creyendo que las vacaciones son una gracia divina, que las bajas por maternidad están bien sobre todo si no se disfrutan enteras, que las bajas de paternidad son un chollo optativo y opinable, que en los días libres hay que abrir el ordenador y que uno es mejor trabajador cuantas más horas esté sentado en la oficina. Por eso, aunque no lo reconozcamos, el cifuentismo triunfa.