Cambio climático y libre mercado

Albino Prada
Albino Prada CELTAS CORTOS

OPINIÓN

10 jul 2017 . Actualizado a las 08:23 h.

Una de las principales paradojas de la última cumbre del G20 fue la simultánea defensa del acuerdo de París del 2015, para reducir las emisiones de CO2 que están en el origen del cambio climático que venimos alimentando en los últimos doscientos años a causa del uso intensivo de combustibles fósiles (carbón, petróleo, gas, etcétera), y la defensa de una globalización regida por los mercados libres. Paradoja más allá de las fundamentadas críticas que en su día se hicieron al citado acuerdo de ser un papel mojado (por ejemplo, por James Hansen, de la NASA, en The Guardian, diciembre del 2015).

Digo esto porque el coordinador del mejor documento económico que conozco sobre cambio climático (el conocido como informe Stern) concluye taxativamente que, a su juicio, el cambio climático debe considerarse el mayor fracaso de la economía de mercado jamás visto en el mundo (véase: www.sternreview.org.uk).

Es por eso que propone una fiscalidad ambiental global, políticas públicas de apoyo a las energías renovables y normas mínimas de obligado cumplimiento a nivel global en distintas actividades productivas y de consumo. Tres patas que se conjugan muy mal con el reino absoluto de los libres mercados que anuncian los catequistas de la globalización neoliberal. De manera que si el acuerdo no fuese un papel mojado difícilmente podría convivir con los libres mercados.

Pero más allá de esta espinosa cuestión, y circunscribiéndonos a la Unión Europea, me interesa caracterizar a Alemania y Francia. Pues son dos economías europeas determinantes que transitan por sendas muy distantes (no veo yo aquí el eje franco-alemán) en su particular enfoque de cómo enfrentarse y reducir las emisiones que son causa de un cambio climático que amenaza, nada menos, a la vida en el planeta tal como hoy la conocemos.

Digamos que Alemania actúa, por fortuna, como un afanoso antisistema, mientras que Francia hace que el remedio sea peor que la enfermedad. Alemania reduce sus emisiones con cada vez menor aporte de energía nuclear y mayor de renovables, Francia no lo consigue, a pesar de ser campeona mundial de aporte nuclear.

Veamos cómo evolucionan sus emisiones y a qué se debe. Según Eurostat (año base 1990=100, la media europea cayó a 78 en el 2015), Alemania las redujo a 73 mientras que Francia solo lo hizo hasta 85. En España vamos por libre, con 119.

El éxito alemán es doblemente valioso porque desde el 2006 han reducido a la mitad la electricidad generada con energía nuclear, mientras que Francia sigue generando la misma nuclear: cinco veces más que Alemania y, ella sola, la mitad de toda la nuclear europea. Pero, además, Alemania ya genera 31 de cada cien kilovatios con renovables, mientras que Francia solo llega a 19 de cada cien. Menos emisiones, con la mitad de nuclear y creciendo en renovables.

Todo un buen desempeño el alemán. Conseguido con una decisiva y adecuada intervención pública. Mejorando así el clima global… Y sin hacer, dígase o no, mucho caso al libre mercado.