Socialismo con apellidos

María Xosé Porteiro
María Xosé Porteiro HABITACIÓN PROPIA

OPINIÓN

18 jun 2017 . Actualizado a las 10:33 h.

Somos el socialismo valiente, dijo Ábalos durante la moción de censura, entendido como la izquierda que quiere, y puede, gobernar frente a los brindis al sol y el asalto a los cielos de sus más directos competidores. Este mensaje anunciaba por dónde iría el Congreso Federal, pero para llegar a esa síntesis han pasado muchas horas de debate interno hasta encontrar el concepto que refleje lo que Pedro Sánchez y su equipo quieren transmitir a sus votantes pasados y futuros, para volver a ser Gobierno. La valentía no es fácil. De hecho, puede salir cara porque reconoce que para gobernar hay que sufrir y dejarse plumas de ideales en el camino de la cruda realidad. Hace falta valor, en efecto, para afrontar las críticas que lloverán desde la izquierda de la izquierda, con tal de no incurrir en la falacia por promesa que ha caracterizado a los últimos gobiernos conservadores.

 En su nuevo programa político el PSOE pone énfasis en algunos compromisos que se expusieron en las intervenciones inaugurales. El ecologista, que dejó el secretario general de WWF España -en nombre de cinco organizaciones internacionales-, Juan Carlos del Olmo. El de las esencias originarias, de Gianni Pittella, presidente del grupo de la Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas en el Parlamento Europeo: «¡Somos izquierda, defendámoslo con valor!», apostillado por el secretario general de UGT, José Álvarez, que situó la clave en el reparto de la riqueza.

También hay mensajes en clave interna. La entrada de Pilar Cancela en la ejecutiva federal no deja de ser un reconocimiento, pero también un descarte de cara al próximo congreso gallego, porque los nuevos estatutos hacen incompatible estar en la federal y las autonómicas, aunque no impiden la presencia de gallegos como Gonzalo Caballero en el Comité Federal, con responsabilidades importantes. En todo caso, en Galicia habrá contienda y puede ser reñida pero el objetivo no puede ser otro que poner orden, ilusión y disciplina en una organización hecha trizas. En lo que tenga que ocurrir, Ferraz sabe que no conviene ignorar a Abel Caballero, presidente de la FEMP, con puesto asegurado estatutariamente en la ejecutiva federal, con voz pero sin voto. No tanto por su peso orgánico como por ser el alcalde más votado bajo las siglas socialistas en el 2015 nada menos que en Galicia, la gran reserva de votos del PP, donde también habrá de testarse el experimento de las Mareas en las municipales del 2019.

Fácil no va a ser, pero nadie apostaba por lo que ha conseguido Sánchez en su largo y tortuoso camino desde octubre pasado. Además de valiente, el nuevo socialismo tiene que apellidarse inteligente y adaptado a las necesidades específicas de cada territorio. Queda mucho partido por jugar.