Macron, Merkel y la globalización

Albino Prada
Albino Prada CELTAS CORTOS

OPINIÓN

31 may 2017 . Actualizado a las 09:03 h.

El nuevo presidente de la República francesa es un declarado admirador del modelo económico alemán. Una economía que gana peso en el mundo, con pleno empleo y muy reducido endeudamiento. Consecuentemente, presentó un programa electoral en el que imita la vía alemana para conseguirlo: reducción del déficit público y de los costes para las empresas (fiscales y laborales). Lo que otros denominamos devaluación interna competitiva. 

No sorprende, por tanto, que los dirigentes de la gran coalición alemana (con Merkel y su superministro de finanzas a la cabeza) hayan visto con alegría el triunfo electoral de su modelo en Francia.

Sin embargo, es menos conocido que, en paralelo a esa devaluación interna, el programa En Marcha de Macron incluye medidas externas, de ámbito fundamentalmente europeo, necesarias para alcanzar aquellos objetivos. Todas bajo este título literal: defender nuestros intereses industriales en la globalización. Un programa que no es antiglobalización, pero que tampoco lo es de monaguillos de la globalización.

Traduzco sus propuestas textualmente: defenderemos la instauración de un control europeo sobre las inversiones extranjeras con el propósito de defender nuestras empresas estratégicas; defenderemos el refuerzo de procedimientos europeos antidumping para poder ser más ágiles y más disuasivos, lucharemos contra el dumping ambiental y social; debemos aplicar sanciones comerciales a países que no respetan las cláusulas sociales y ambientales incluidas en los acuerdos comerciales con la Unión Europea.

La cosa no acaba ahí: defenderemos una ley europea de compras que permita reservar los mercados públicos europeos a empresas que localicen al menos la mitad de su producción en Europa; defenderemos, a nivel europeo, un impuesto sobre la cifra de negocios realizados dentro de cada país en la prestación de servicios electrónicos, para eliminar la repatriación de beneficios en los paraísos fiscales.

Reitero que se trata de propuestas literales incluidas en su programa a la presidencia de la República, propuestas que lo alejan del numeroso club de los cosmopolitas dogmáticos o autistas, y que lo aproximan a lo que podría ser una necesaria gobernanza de la globalización salvaje.

Lo que, otrora, el mismo Keynes denominó una conveniente autosuficiencia selectiva. Algo que, sin duda alguna, solo puede -si acaso- acometerse desde un espacio de la economía mundial del tamaño de la Unión Europea.

Es por eso que en su primer encuentro con la canciller alemana eché en falta que para su agenda franco-alemana en la Unión Europea pusiese explícitamente encima de la mesa estas propuestas. Por no citar otro punto clave del programa de Macron: un presupuesto y un Parlamento para la eurozona.

Sin estos compromisos europeos el programa de Macron se reducirá a una devaluación interna neoliberal pura y dura. Algo que para la hegemonía de la coalición ordoliberal alemana será todo un éxito, pero que para el proyecto europeo será un desastre.