La alta velocidad vasca, prioridad ministerial

Andrés Precedo Ledo CRÓNICAS DEL TERRITORIO

OPINIÓN

09 ene 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

La llegada del ferrocarril de alta velocidad al País Vasco, que tantos problemas arrastró por la actitud contraria de ciertos grupos radicales, entró ahora en una fase álgida con la llegada del nuevo ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, cántabro nacido en Bilbao. Primero supimos de la prioridad otorgada a la construcción de la Y vasca, es decir, el trazado del ramal que sale de Vitoria y se bifurca a las otras capitales vascas, con nudo cerca de Vergara, es decir, en el punto en el que se encuentran los límites de las tres provincias vascas.

Ahora se acaba de hacer público que el nuevo ministro apoya sin fisuras adelantar la entrada del ferrocarril de alta velocidad en las tres capitales, apostando claramente por el soterramiento de las vías, que iría acompañado de una importante renovación urbana.

Estas declaraciones contrastan con las que no hace mucho tiempo expuso en Galicia, cuando planteó reducir el trazado entre Zamora y Ourense a una sola vía y abandonar el soterramiento del tren en la capital ourensana por el excesivo coste en comparación con el ahorro de tiempo. Un tema que podría entenderse por la situación de limitación del gasto, pero no parece que esta sea la causa, porque, de serlo, la misma negativa se mantendría en el caso vasco. Y allí ha sido todo lo contrario lo que el ministro comentó.

La prensa vasca, evidentemente, ha acogido esas declaraciones con gran satisfacción. A estas alturas todos intuimos que los pactos de gobierno tienen un precio, y que la terminación del AVE vasco como inversión prioritaria para el Ministerio de Fomento entra dentro de ese acuerdo. La política siempre ha tenido esas cosas. Sin embargo, lo que no me parece defendible es la postergación de las inversiones en el AVE gallego, y menos aún el redimensionamiento del proyecto, incluida la rebaja en las estaciones intermodales, cosa que en el caso vasco tampoco se plantea. Y ya sabemos de la encomiable ambición con que los políticos vascos conciben los grandes equipamientos y los asocian a magníficas operaciones de regeneración urbana. Una política que tanto ha contribuido a mejorar la calidad de vida y la imagen de sus emblemáticas ciudades, y de la que es, posiblemente, la región más avanzada de España. Parece que una vez más nos va a tocar a nosotros la rebaja. Pero estoy seguro de que Galicia sabrá hacer oír su voz.