Quieren acongojarnos

Carlos G. Reigosa
Carlos G. Reigosa QUERIDO MUNDO

OPINIÓN

05 dic 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Cualquiera diría que quieren acongojarnos. Primero, llegó el brexit, que sacará a los británicos de una Unión Europea desconcertada. Luego, Donald Trump fue elegido presidente de Estados Unidos, sin que todavía tengamos una idea clara sobre el rumbo de sus políticas. Ahora, se nos encabrita el turco Erdogan y amenaza con lanzar una riada de refugiados sobre Europa. En Francia, dicen que Marine Le Pen puede ganar los próximos comicios… ¿Qué significa realmente todo esto? Algunos dicen que, asustados por los efectos perversos de la globalización, todos hemos escuchado lo que Popper describió como «la llamada de la tribu» y corremos atolondrados a refugiarnos en el nacionalismo, en la autarquía, es decir, en aquello que, en términos económicos, teníamos en la España de antes de entrar en la Unión Europea. Una forma de avanzar que espanta.

Nos queda Alemania. Creo que, en este momento, Angela Merkel, que volverá a presentarse a las elecciones el próximo año, no tiene pelos en la lengua para defender los valores liberales, frente a Estados Unidos, que, con Trump a la cabeza, parece querer cerrarse. Merkel tiene claro que la globalización es inevitable y que solo puede salir bien si la modela la herramienta de la cooperación entre países. «Estoy profundamente convencida de que la apertura nos traerá más seguridad que aislamiento», ha asegurado.

Lo malo es que ella parece ser la única que no sueña con levantar más muros, convencida de que con Trump y Putin ya hay bastantes picapedreros altivos. Lo que nos falta -según ella- son líderes cooperativos, abiertos, solidarios y con una visión positiva del desarrollo global como objetivo preferente. Porque la convivencia entre personas distintas es -y así lo subraya- uno de los mayores avances de la civilización.

Pero Merkel está demasiado sola en la defensa de estos nobles propósitos. Imagino la cara de Trump cuando la oye, si es que la escucha. E imagino también la de Putin, recelosa, porque ve en Alemania la cabeza de la UE. ¿Y Francia? ¡Ah, la France! Anda buscándose a sí misma y ya no encuentra tiempo para dirigir el mundo. Y, entre tanto, ¿qué hace China? Vigila y espera. Sus decisiones estarán muy condicionadas por lo que haga Trump.