La crisis duplicó el número de ricos

Fernando Salgado
Fernando Salgado LA QUILLA

OPINIÓN

20 sep 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

La crisis, esa plaga que le hurtó a usted el trabajo, le bajó el sueldo o le congeló el poder adquisitivo de la pensión, duplicó sin embargo el número de ricos convictos y confesos. La cifra de no confesos, aquellos que no cumplen el precepto pascual ni visitan el confesionario de Hacienda, probablemente se haya multiplicado aún más. En el año 2007, cuando todo parecía Jauja y el monte orégano, había en España 233 contribuyentes que declaraban un patrimonio superior a treinta millones de euros. En el año 2014, según los datos publicados ayer por la Agencia Tributaria, el selecto club contaba con 508 socios. Al gremio de los menos ricos tampoco le fue mal durante la tormenta de plomo de estos años. Creció un 56 % el número de patrimonios cuyo valor declarado se sitúa entre seis y treinta millones de euros: 3.732 en el 2007, 5.833 en el 2014. Y aumentó más del 15 % la cifra de quienes poseen entre millón y medio y seis millones: 43.649 en el 2007, 50.287 en el 2014.

Llegados a este punto, y tras felicitar a los afortunados nuevos ricos, quiero retractarme de las primeras líneas de este artículo. La brutal crisis financiera desatada en el 2008 tiene la culpa de muchos de nuestros males, pero no precisamente de la explosión correlativa de ricos y de pobres. Del alza de las desigualdades deben responder los gestores de la crisis: son ellos los que reparten las cartillas de racionamiento y las prebendas fiscales entre unos y otros. ¿No se nos decía que todos debíamos apretarnos el cinturón? ¿Y que todos debíamos pagar la factura de la crisis? Lo cierto es que los espabilados de siempre, además de no pagar cuota alguna, se han quedado con las vueltas.

Pero no se desanime el lector, que en esta semana final de la campaña electoral quiero contribuir a levantarle el espinazo al orgullo de sermos galegos. Es cierto que cobramos las pensiones más bajas de España, después de las extremeñas, y que nuestros sueldos decrecientes no alcanzan la talla media española. Tampoco nuestra renta por habitante viaja entre las comunidades autónomas de primera clase, sino en el cuarto furgón de la cola. Pero, en justa compensación por tales desdichas, la Agencia Tributaria acaba de facilitarnos un jarabe estadístico para mejorarnos la autoestima: tenemos en Galicia los ricos más ricos de España. De las comunidades autónomas solo nos supera Madrid. Como lo oyen. La riqueza declarada por los 7.602 contribuyentes gallegos que pagan el impuesto de patrimonio asciende a 32.467 millones de euros: 4,27 millones per cápita de patrimonio neto. Nadie, salvo los residentes en la Corte, nos hace sombra. Ni los potentados catalanes, ni los isleños que venden sol y playa, ni los bodegueros riojanos, ni los cántabros, ni los valencianos de la huerta, ni los murcianos, ni los manchegos... alcanzan siquiera un patrimonio medio de tres millones de euros. Pobretones.

El chovinismo gallego está de enhorabuena. Ya tenemos, junto a los paisajes de ensueño y los insuperables mariscos, otro rasgo característico que nos enche de orgullo.