Tras dos largos años de minuciosas y secretas operaciones, y llegado el día D y la hora H, las tropas aliadas participantes en la Segunda Guerra Mundial procedieron al más famoso desembarco de la historia de la humanidad, Normandía. Setenta y dos años después, otras fuerzas aliadas, en este caso gallegas, actuando bajo la denominación oficiosa de «Todos contra Feijoo», pretenden afrontar otro desembarco en el compostelano complejo de San Caetano. La primera alianza era imprescindible para derrotar por las armas a Hitler -junto con Stalin, los mayores criminales de la historia-. Lo que no tiene mucho sentido es que todos los partidos gallegos, menos el PPdeG, se alíen con la exclusiva intención de derrotar a un hombre que desde hace ocho años lleva presidiendo la Xunta de Galicia con un respaldo escandalosamente mayoritario. Y el problema no es que lo consigan, aunque personalmente creo que no lo harán. El verdadero lío se plantearía, caso de que Núñez Feijoo no revalidase su mayoría, porque dada la idiosincrasia de la coalición resultaría absolutamente imposible gobernar con semejante galimatías ideológico. Una pena que en nuestra amada Galicia las formaciones políticas no tengan nada más que ofertar en sus programas electorales que un obsesivo propósito de mandar para casa al ourensano. Razones ideológicas aparte, surgirán desacuerdos porque no habrá moqueta para todos. Son el ciento y la madre. ¿Cómo gobernará un socialdemócrata con un leninista y demás integrantes de una izquierda radical sin rumbo y plagada de inexpertos? ¿Resultará tan nefasto como el bipartito de PSdeG y BNG? Reflexionemos sobre estas dos cuestiones antes del 25 de septiembre.