Solo ante el peligro

Ramón Pernas
Ramón Pernas NORDÉS

OPINIÓN

03 sep 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Los cinéfilos y los amantes del viejo cine de calidad recordarán sin duda el western clásico de Fred Zinnemann High Noon, que en España se tituló Solo ante el peligro, interpretado en sus papeles principales por Gary Cooper y Grace Kelly. Se hizo merecedora de cuatro óscares.

Retrataba con especial tensión fílmica la épica del héroe y su soledad.

Me viene muy bien para aplicar el título de la película al papel que juega el candidato popular, el presidente Núñez Feijoo, en los inmediatos comicios gallegos, donde por fuerza tendrá que tener la mayoría absoluta para renovar mandato electoral. Todos están contra el sheriff Feijoo, dispuestos a coaligarse aunque sea contra natura. Es inmensa la soledad del Partido Popular, que, según las encuestas, está prácticamente empatado con la suma de los partidos que acarician el espejismo de implantar, Dios nos coja confesados, un Gobierno cuatripartito compuesto por la suma de En marea central, Podemos, Partido Socialista de Galicia y acaso el Bloque, que casualmente está en el origen político y en la procedencia de los restantes candidatos.

Cuando comience el joven otoño a alfombrar los caminos de Galicia con el oro viejo de las hojas que los árboles entregan al paisaje como tributo anual, Núñez Feijoo sabrá que ha combatido contra viento y mareas para renovar el discurso político de una Galicia en constante reformateo. Sabe que en septiembre las mareas vivas inundan la costa, pero es solo un efecto temporal, aunque en el invierno se produzcan cada vez más furiosas galernas que alteran y descomponen el apacible ritmo cotidiano de la mar subiendo y bajando cadenciosamente las mareas.

En cualquier caso tendrá Feijoo que librar un desigual combate, al no contar con aliado alguno en el conjunto de opciones políticas en liza. Galicia no fue afortunada en el Gobierno Touriño, que mantuvo una bicefalia de gestión compleja e ineficaz. Los cuadros de las mareas, por muy centrales que quieran parecer, son en exceso poliédricos y con una notable inexperiencia en la gestión pública, y es menester que el actual presidente de la Xunta aproveche el viento a favor de la corriente para remar, para bogar y ciar, con apacible pleamar.

Yo no voto en Galicia por no residir en la comunidad, pero ante la oferta programática tendría muy claro mi voto. Mi tierra de nación tiene problemas estructurales que van más allá de las diletantes planteamientos de una configuración utópica, que resultan fronterizos con propuestas de corte soberanista. La derecha en España está huérfana, la derecha en Galicia está sola de grandiosa soledad ante el peligro, que como siempre son los otros.

Hay, y es bien sabido, dos mapas electorales, la Galicia litoral y la del interior, la urbana y la rural, y resulta complejo que la marea alcance los tierras ourensanas y el interior lucense; sería, como mínimo, una contradicción. El viejo sheriff del filme sabe que en el tren del mediodía viajan sus adversarios. Se mantiene, no obstante, solo, solo ante el peligro.