Compañero Sánchez, elige la soga

OPINIÓN

13 jul 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Habló Zaratustra por boca del dividido comité federal del PSOE y ya sabemos que a Pedro Sánchez le han dicho que elija la soga para los tres caminos del laberinto: ser jefe de la oposición y dejar a Mariano Rajoy que gobierne, sin hacer de perro del hortelano, que es lo que hizo en la legislatura del suspiro; liar un ovillo con los independentistas y la extrema izquierda, o forzar terceras elecciones. El primero es el que quieren los votantes de centro, que son los que dan gobierno al PP o al PSOE, y los otros dos itinerarios son los que le llevan al rincón de la historia. Él verá.

Nada de pactar con Rajoy un programa de cuatro años que incluya las reformas que necesita España, ni de entrar en el Ejecutivo, ni de abstenerse en pleno. Para que no le den por vía expeditiva una patada en el trasero y le sustituyan por una comisión gestora, Sánchez hará de tripas corazón y trabajará para presentarse en el 39.º congreso federal con un cesto que crezca a base de ser jefe de la oposición, reconstruir el partido, desgastar al PP y diluir a Podemos, del que rechaza los embelesos de Pablo Iglesias y hace oídos sordos a sus lisonjas.

El 20 de diciembre ya salvó las posaderas gracias a la oportunidad que le brindó Rajoy para que el rey le encargará formar Ejecutivo, pactar con Ciudadanos y obtener el repudio de Podemos, ensoberbecido por la posibilidad de superar a los socialistas en nuevas elecciones. Ahora la pírrica victoria de Sánchez ha sido sobre los pronósticos, ganando a Podemos y quedándose cinco escaños por debajo de su peor resultado de diciembre. Pero no ha sido un triunfo, sino una dulce derrota que le lleva directamente a la oposición.

Sánchez es rocoso y ha salido ganador de muchos empeños en el PSOE. Sabedor de quiénes son y dónde están sus enemigos en el comité federal, ha maniobrado con la brújula orientada hacia tres objetivos: mantenerse, muscular el PSOE y adelgazar a un Podemos que se ha quedado con la sonrisa congelada y enzarzado en su primera gran crisis por la pérdida de un millón de votos y por confundir las redes sociales con los españoles, para quienes los podemitas son útiles para que la política tenga en cuenta a la gente, pero no para encomendarles las cosas de comer.

Con la decisión del PSOE, las negociaciones para constituir las Cortes el día 19 de julio a toda marcha y su entrevista con Rajoy, Albert Rivera tiene expedito el camino para decidir si Ciudadanos se abstiene en la votación o apoya al PP entrando en el Gobierno y levantando el veto a Rajoy, como le han pedido los intelectuales que firmaron el manifiesto fundacional.

Los españoles desean un Gobierno cuanto antes, Rajoy aspira a formarlo a finales de julio, Sánchez no quiere ser culpable de unos terceros comicios consecutivos porque relegarían al PSOE a la insignificancia y Rivera, entre dos aguas, intenta eludir el apoyo al PP si es en compañía del PNV, y pide a Sánchez que permita gobernar al primero.

Si piensan en el interés general y en el propio, la cosa no parece difícil para que dejen de marear la perdiz, no pierda ninguno y puedan musitar eso de «Virgencita, Virgencita, que me quede como estoy».