Polarización social y electoral

Albino Prada
Albino Prada CELTAS CORTOS

OPINIÓN

21 jun 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Tanto el barómetro de mayo del Centro de Investigaciones Sociológicas como su posterior barómetro preelectoral permiten desagregar sus resultados según diferentes características. Me parece de interés hacerlo según la edad de los entrevistados fijándonos en dos extremos de edad: la de aquellos (entre 18-24 años) que están acabando su formación y entrando en el mercado laboral y aquellos otros (entre 55-64 años) que están finalizando su vida laboral y entrando en su jubilación. Generacionalmente los primeros bien pueden considerarse hijos de los segundos.

La cuestión a plantearse es si el perfil social de unos y otros se ajusta a sus preferencias políticas en una coyuntura en la que tanto las perspectivas sociales como las electorales están modificándose con rapidez. Dicho de otra forma: si la comprobada crisis de las clases medias se traduce en crisis del bipartidismo. Si los hijos de las viejas clases medias se están alejando de las preferencias políticas de sus padres. Y aclarar algo, si fuera posible, el porqué.

Lo primero que se comprueba es que los más jóvenes tienen un mayor nivel educativo que la generación de los mayores. Que los padres de los primeros son personas cualificadas en muy superior medida a lo que en su día lo fueron los padres de los segundos. Y que las madres de los más jóvenes son inactivas en muy inferior porcentaje a lo que lo eran las de los segundos, o que aquellos usan Internet mucho más. Los mayores ascendieron en la escalera social respecto a sus predecesores, para los más jóvenes está en riesgo mantener el estatus de sus progenitores.

Ambos grupos declaran que el paro es el primer problema social en un porcentaje semejante (36 % y 32 %); pero mientras entre los primeros el porcentaje de los que consideran bastante probable perder su empleo actual alcanza al 37 %, entre los segundos cae al 6 %. Y, al revés, entre los más jóvenes los que consideran poco probable perder su empleo son el 20 %, mientras que en los más mayores llegamos al 47 %. El riesgo de desempleo separa radicalmente a ambos colectivos.

En las pasadas elecciones del 20D, entre los primeros fueron más los que declaran haber votado por lo que ahora es Unidos Podemos que los que lo hicieron por la suma de PP más PSOE (37 % y 31 %), mientras que entre los segundos la relación se invierte (21 y 47 %). De lo que parece deducirse que los más jóvenes perciben como poco útiles para reducir el desempleo a los partidos tradicionales, a una gran distancia de lo que piensan sus mayores (aunque no deba minusvalorarse ese 21 % de mayores que rompieron con el bipartidismo). ¿Y para las elecciones del 26J? Con la prevención de que entre los más jóvenes el voto estaba mucho menos decidido en el momento de la encuesta, sigue comprobándose que Unidos Podemos superaría de largo entre los más jóvenes a la suma PP+PSOE, relación que se invierte entre los más mayores. Así es como el principal problema del país se metaboliza en clave electoral.