Si hay «sorpasso», la izquierda no gobernará

Roberto Blanco Valdés
Roberto L. Blanco Valdés EL OJO PÚBLICO

OPINIÓN

13 may 2016 . Actualizado a las 19:17 h.

Hace dos días, publicaba este periódico una entrevista de Domingos Sampedro a José Luis Méndez Romeu que no tenía desperdicio. Mostrando, de nuevo, su probada profesionalidad, el gran periodista de La Voz planteó a Méndez Romeu, uno de los tres militantes socialistas que competirán en las primarias por hacerse con la candidatura del PSdeG a la presidencia de la Xunta, una batería de preguntas esenciales, que el entrevistado respondió -y eso le honra- sin andarse por las ramas.

De todas sus respuestas, una merece destacarse, por su importancia, llegado el caso, para el futuro de Galicia. Sampedro preguntó a Méndez Romeu, quien había reconocido previamente el grave error de su partido al apoyar a los candidatos a alcalde de las Mareas en A Coruña y en Ferrol, si, de quedar los socialistas de terceros, convertiría «en presidente de la Xunta al candidato de En Marea», cuestión que el entrevistado sentenció con una meridiana claridad: «Solo contemplo un cambio político si lo preside el PSOE; lo demás sería un fraude, un engaño a los ciudadanos, porque son fuerzas políticas que lo único que ofrecen es el desgobierno».

Dicho, pues, en román paladino: si el PSdeG se ve superado por el camarote de los hermanos Marx, no apoyará a su candidato, lo que supondría que gobernaría en Galicia el partido más votado, que es el PP, según todas las encuestas.

Méndez Romeu ha tenido la valentía de poner negro sobre blanco lo que piensan muchos militantes y, sobre todo, muchos votantes socialistas: que convertirse en los gregarios políticos de Podemos o de sus confluencias, llevándolos a presidir Ejecutivos autonómicos, significaría la misma irresponsabilidad para el país y el mismo suicidio para el PSOE que ya ha supuesto colocarlos al frente de los ayuntamientos.

De hecho, esa posición, que algunos discutirán en el PSOE (sería tranquilizador que Leiceaga y Caballero se pronunciasen con igual rotundidad) es, sin ningún genero de dudas, la que mantendrán los socialistas, aunque no lo digan, de ser superado el 26 de junio Sánchez por Iglesias: pues, si hay sorpasso, la izquierda no gobernará.

Es verdad que vista la evolución de Pedro Sánchez, resultaría incluso posible que él estuviera dispuesto a apoyar a Pablo Iglesias como presidente del Gobierno a cambio de una vicepresidencia, pero solo hay que conocer un poco al PSOE para saber que ese paso significaría su ruptura en dos mitades en el momento más delicado de su historia.

El PSOE ha llegado a él por haber perdido su vocación mayoritaria, aquella que lo convirtió en el gran partido español entre 1982 y 1993. Es más que probable que si los socialistas hubieran rechazado la locura zapaterista de pactar con todo el mundo para echar al PP de las instituciones democráticas no se verían hoy en la tesitura de tener que decidir si apoyarán a presidentes de extrema izquierda en el caso de convertirse en el tercer partido del país o de algunas de sus autonomías. Pero eso, para desgracia del PSOE, ya es historia.