Un cuarto de siglo ya de la red de bibliotecas municipales de La Coruña, un modelo todavía hoy sin parangón en Galicia y solo homologable en España a la red de la Diputación barcelonesa, que sirvió inicialmente de modelo. Una más de las muchas iniciativas culturales del alcalde Francisco Vázquez, como los Museos Científicos y la Orquesta Sinfónica de Galicia, que son unánimemente reconocidas por su excelencia, así como espejo en el que se han mirado instituciones posteriores en distintas ciudades de España.
La transformación económica, social y cultural de La Coruña emprendida por el Ayuntamiento durante los mandatos de Francisco Vázquez, vista en la distancia, es impresionante. Oportunidades de empleo y de crecimiento, servicios de bienestar avanzados para todos los segmentos sociales, equipamientos de calidad, tanto sociales como deportivos o culturales. Una red educativa completa, Universidad incluida. Un catálogo inmenso de actividades formativas, recreativas, lúdicas. Un proyecto colectivo de comunidad pocas veces visto en España. Y la colaboración constante con todas las entidades que forman el tejido cívico de la ciudad, sin distinción ni discriminación.
Una mañana de primavera de 1990, representantes de la entidad benéfico-constructora Sagrada Familia, con una meritoria labor de construcción de viviendas sociales, se entrevistaban con el alcalde Francisco Vázquez y con quien suscribe. Venían preocupados por la situación de aquel populoso barrio, donde adolescentes y jóvenes sin ocupación creaban problemas de convivencia. Su propuesta inicial era crear una comisaría policial. Rápidamente se dejaron convencer por una propuesta más audaz: reinsertarlos a través de una biblioteca pública. Cultura y formación frente a la marginación, y no represión. Quede constancia del sentido cívico de aquellos directivos, Gonzalo Fernández Obanza, Pedro de las Heras y Luis Cagiao, que desinteresadamente pusieron sus instalaciones al servicio de la ciudad a través del Ayuntamiento.
La biblioteca fue un éxito desde el primer día, y jóvenes que parecían ausentes de cualquier interés cultural se transformaron rápidamente en entusiastas y asiduos usuarios. Sencillamente descubrieron otro mundo que les interesaba más que la calle: libros, revistas, vídeos, música, cómics, que es como decir estímulos, ideas, ventanas al mundo. La personalidad de la primera bibliotecaria, Begoña Llamosas, contribuyó notablemente al éxito.
Luego vendrían la Biblioteca Infantil y Juvenil, la Biblioteca de Estudios Locales, las de Monte Alto y Fórum Metropolitano. Y con el alcalde Javier Losada, otras en Castrillón, Los Rosales y el Ágora. Todas organizadas, diseñadas y supervisadas por Isabel Blanco, jefa del servicio municipal de Bibliotecas. Frente a la incuria y despreocupación por la cultura que ha caracterizado a los Gobiernos conservadores de Galicia y de España, con el abandono de bibliotecas, iniciativas culturales e incluso de la educación, La Coruña ha mostrado el camino del futuro.