Como niños encaprichados

Ignacio Bermúdez de Castro
Ignacio Bermúdez de Castro PASOS SIN HUELLAS

OPINIÓN

08 abr 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Nos merecemos otra cosa. Las acusaciones esgrimidas por Iglesias y Rivera el miércoles en el Congreso resultaron bochornosas. Acudieron a debatir sobre el acuerdo de los refugiados alcanzado en el último Consejo Europeo, y llegaron a un innecesario y absurdo cruce de descalificaciones personales impropias de dos de los líderes de las cuatro formaciones políticas más relevantes del país. En el fondo, fue una batalla entre dos grandes egos. Una ridícula necesidad de demostrar quién es el más ingenioso y ocurrente a la hora de contraatacar a un contrincante político. De humillarlo y ofenderlo gratuitamente. Si esta es la savia nueva que nos prometían en sus respectivas campañas electorales, habrá que plantearse si ha valido la pena cambiar. Buenos momentos para recordar los inolvidables debates entre los grandes parlamentarios de la transición. Discutían acaloradamente, con escrupuloso rigor, escapando del tan socorrido «y tú más». Estaba muy próxima la represión franquista, y unos y otros supieron pasar página en beneficio de la estabilidad de una España que hoy algunos anhelan fragmentar. Confío que, en caso de repetirse las elecciones, la ciudadanía repare en la bisoñez de estos políticos de laboratorio recién salidos de la probeta para representarnos mientras nos hacen sentir una inmensa vergüenza ajena. Para este viaje no hacían falta tales alforjas.