El déficit y el agujero de las pensiones

Fernando Salgado
Fernando Salgado LA QUILLA

OPINIÓN

07 abr 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

En el debate electoral del 2011, Mariano Rajoy le estampó en la cara a Pérez Rubalcaba una verdad indiscutible: la creación de empleo es el mejor instrumento para equilibrar las cuentas públicas (y también las domésticas, dicho sea de paso). Si hay más trabajadores crece la recaudación por impuestos y habrá dinero para pagar las pensiones, la sanidad, la educación y los intereses de la deuda. A Rajoy solo le faltó una coletilla para redondear su aserto y ganarse mi voto. A condición, debió decir y no dijo, de que el empleo sea digno y los salarios decentes.

Cinco años después, agotada ya la primera legislatura del PP, el ministro Montoro sale de la cueva para reconocer el incumplimiento del objetivo de déficit y abroncar de paso a las comunidades autónomas. ¿No les parece extraño? Al Gobierno que ha enderezado el rumbo de la economía, que ha convertido España en el-país-que-más-crece y que ha creado más de medio millón de empleos en un año, no le salen las cuentas. Y yo les diré la razón: aquella coletilla que Mariano Rajoy omitió en el debate del 2011.

Las cuentas de la Seguridad Social constituyen la mejor prueba de cargo. El número de afiliados creció en 69.000 personas entre finales del 2011 y el 2015, pero la recaudación por cotizaciones sociales se redujo en 4.819 millones de euros en el cuatrienio. De 105.312 millones ingresados el año que Rajoy tomó las riendas del Gobierno se pasó a 100.493 millones el año pasado. El modelo laboral basado en la precariedad del empleo -trabajo a tiempo parcial, contratos temporales, salarios de miseria...- explica la aparente paradoja. Las bases de cotización se han desplomado. En el 2011 la Seguridad Social ingresó más de seis mil euros por cada afiliado y en el 2015, un 5 % menos.

Mientras la reforma laboral causaba estragos en las cuentas de la Seguridad Social, el Gobierno se dedicaba a inflar descaradamente los ingresos del organismo autónomo. En ninguno de los cuatro años se cumplieron ni por asomo las previsiones presupuestarias. La recaudación acumulada por cuotas durante el cuatrienio ascendió a casi 400.000 millones de euros, 26.000 millones por debajo de lo presupuestado. No se engañaba el Gobierno: nos engañaba. Pintaba los números a conveniencia y a la hora de la verdad, cuando tocaba pagar las pensiones, echaba mano de la hucha heredada hasta dejarla en los huesos. La desviación alcanza su cota más escandalosa en los Presupuestos electoralistas actualmente en vigor. En ellos se prevé recaudar por cotizaciones 117.000 millones. Esa cifra quimérica supondría ingresar, pásmense, 14.000 millones más que en el 2007, año en que había dos millones de cotizantes más que ahora y los salarios aún no habían iniciado su declive. ¿Cómo podemos admitir, impasible el ademán, semejante tomadura de pelo?

El gasto en pensiones contributivas aumentó durante el pasado cuatrienio en 8.700 millones de euros. Busque el lector, con los datos facilitados, a los responsables del insostenible agujero de la Seguridad Social.