Inditex y los príncipes de las Mareas

Xose Carlos Caneiro
Xosé Carlos Caneiro EL EQUILIBRISTA

OPINIÓN

12 mar 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Si está Nick Nolte, merece la pena. Esta semana se me apareció fugazmente en Una noche para sobrevivir, de Jaume Collet-Serra. Lo vi mayor, con 75 años a cuestas, pero con esa presencia portentosa que llena la pantalla. Que un intérprete como este no haya recibido el Oscar (¿Lo ha visto usted en Aflicción?) va en detrimento de Hollywood. Javier Bardem, magnífico actor también, ya lo guarda en las vitrinas de su mansión antisistema. Magnífico, reitero. Algo que él y los suyos nunca dirían de uno de derechas. El sectarismo, esa peste.

Nolte protagoniza El príncipe de las mareas. Y por eso viene a este rincón cual cómico gracejo. Las Mareas aquí son otra cosa. Ya administran con su triple credo: anticlerical, antimilitarista y anticapitalista. Como Javier Bardem y familia, que quizá no han leído a Gramsci. Los ideólogos de Podemos, sí. Por ello saben -el PP lo ignora- que se empieza cambiando la cultura, los modos de pensamiento, y se acaba al frente de las instituciones. Gobiernan algunos municipios principales. Vayamos a tres para argumentar este artículo: Barcelona, A Coruña y Compostela.

Esta misma semana Ada Colau le dijo a los militares que se fueran, eso sí, con muy buenas maneras. La alcaldesa pertenece a ese clase de gente que te clava un puñal enseñándote su sonrisa y tú, pobre, ya no sabes si te hace más daño la puñalada o su satisfacción cuando te la asesta. Primer principio: Antimilitarismo. Segundo: Anticlericalismo. Resulta sorprendente que una de las urbes referenciales del mundo católico, Santiago de Compostela, esté gobernada por Noriega, que ve una sotana y piensa que llegaron los cuervos de Edgar Allan Poe. Por eso dejó a los niños de Santiago sin Navidad: es cosa de cuervos.

Y llego al remate recordando lo inexcusable: anticapitalismo. Quizá por ello la número dos de Ferreiro sueña en blanco y negro con Inditex en lugar de soñar una ciudad mejor para los coruñeses. Fue Rocío Fraga quien presentó en el Ágora el documental Fíos fóra, que habla de Zara entre flores, fandanguillos y alegrías, pero al revés. La misma que entró en cólera porque las participantes en una carrera patrocinada por Inditex llevaban camiseta rosa. La que piensa que Amancio Ortega es don lobo feroz. Concluyo. Fraga, Ferreiro, Noriega, Colau, todo es lo mismo: populismo y demagogia. Porque si no fuese así, ellos serían los primeros en admirar a Ortega: que viene de abajo y se ha hecho a sí mismo dejándose la piel trabajando. Que ha creado en Galicia 33.000 empleos y 153.000 directos en el mundo. Que factura 21.000 millones con 2.800 de beneficios. Que mima a su plantilla y ha hecho de A Coruña su centro motor.

Finalizo con Nick Nolte, el auténtico príncipe de las mareas: «Cuando las cosas son muy dolorosas, o las olvidamos o nos reímos». A mí ya me da por reír.