Cómo son los votantes de Podemos y Ciudadanos

Jaime Miquel
Jaime Miquel LÍNEA ABIERTA

OPINIÓN

17 feb 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

La generalidad de los periodistas y contertulios, incluso académicos, atribuyen su particular idea sobre cualquier formación política al conjunto de los votantes o electores que ha conseguido en las urnas. De este modo, quienes justifican al PP caracterizan a los votantes de Podemos como populistas, izquierdistas, extremistas o radicales, además de antiespañoles. Sin embargo, los más mayores de todas partes tenemos algún hijo, algún sobrino o algún nieto situado en el entorno electoral de Podemos, o alguno de sus amigos ha manifestado en alguna ocasión su simpatía por este partido. Esta experiencia directa nos da una medida de la radicalidad de la que nos hablan, y desde luego que nuestros jóvenes no son unos frikis ni quieren romper España.

Con los votantes de Ciudadanos sucede lo mismo. Los tertulianos que justifican al PSOE o a Podemos nos dicen que estas personas son de derechas y lo privatizarían todo, porque no quieren pagar impuestos ni políticas sociales, cuando el asunto es otro y muy fácil de entender. Sin prestigio social, se dimite en cualquier país civilizado, luego las candidaturas Rita Barberá y Esperanza Aguirre en las pasadas elecciones municipales ruborizaron a estos electores que llegan a Ciudadanos. Pero trasladar al Senado a la dirigente valenciana, que en el año 2008 apuntaló en la presidencia de su partido a Mariano Rajoy, no es tan sencillo como era antes. Ahora es un escándalo que deriva en impunidad con la inclusión de esta senadora en la Diputación Permanente, porque se visualiza su blindaje ante la Justicia y la convocatoria electoral probable. El votante potencial de Ciudadanos no es idiota, se está enterando de todo y esto le repugna.

Los factores aglutinantes del electorado de Ciudadanos son los mismos que han originado el de Podemos. Como masa social, los más mayores sabemos que nos hemos limitado a votar durante casi cuarenta años como toda participación en lo público o como toda aportación a lo que es de todos. Sabemos que hemos sido idiotas, pero también sabemos que las consecuencias de nuestra mansedumbre, que era inevitable por sumisos e ignorantes, están siendo dramáticas para estos jóvenes que ya no votan al viejo bipartidismo.

Se trata de la ruptura de la generación más joven de electores con la clase política que hereda, representada sobre todo por las marcas PP y PSOE. Y sucede por la razón simple de que los personajes del viejo bipartidismo han triturado con su acciones la confianza ciudadana en cualquier referencia del sistema político institucional. «No nos representan» no era un eslogan, es la conclusión que explica los resultados del 20D. Los datos objetivos tampoco acompañan a los palmeros de la vieja España, porque en Grecia gobierna Syriza conforme a las directrices de la Unión Europea y no está sucediendo nada extraordinario. Por el contrario, aquí los hay tan frikis que se tatúan un «no pactaré con aquel», y otros tan radicales que le niegan la mano al sistema y le hacen jaque al rey. Allá ellos.