El trágala de Pablo Iglesias

Fernando Salgado
Fernando Salgado LA QUILLA

OPINIÓN

16 feb 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

El documento remitido por Pablo Iglesias a Pedro Sánchez solo puede calificarse de trágala. No me extraña la mezcla de perplejidad y decepción que ha suscitado en el estado mayor de los socialistas. Tanto por su contenido, impensable en quienes se consideran portavoces del movimiento social del 15M, como por su intencionalidad. Empezando por esta última, la propuesta solo puede significar tres cosas: desmedida ambición y prisa por repartirse las poltronas, intento de retirar la iniciativa política a Pedro Sánchez o propósito de dinamitar toda posibilidad de acuerdo y embarcarse en nuevas elecciones. Que juzgue el lector cuál de las tres intenciones preside el trágala.

El comienzo del documento suena bien. Podemos propone, como principal prioridad de un Gobierno presidido por Pedro Sánchez, el rescate de las personas que se encuentran en peores condiciones, la creación de empleo digno y la reversión de los recortes en los servicios públicos. Le añade, como segunda prioridad, otro rescate: el de las instituciones, sumergidas en el lodazal de la corrupción. Política económica con acento social y regeneración democrática: hay en ambas formulaciones masa suficiente para hornear un Gobierno de izquierdas y de cambio. Yo, a eso, me apunto.

Pero no son esas las verdaderas prioridades de Pablo Iglesias. Queda claro en cuanto se arroga el papel de presidente in pectore y se lanza a repartir ministerios y secretarías de Estado: no se reserva para él o los suyos una vicepresidencia o carteras de contenido económico para rescatar a los desahuciados de la crisis. No le importa ceder al PSOE la gestión de la gran prioridad y él se conforma, humildemente, con dirigir el CIS, el CNI, el BOE y todos aquellos resortes de control del Estado y de la opinión pública que tienen tres siglas. Y el Ministerio de Defensa también, a cuyo futuro titular ya presentó en público, seguramente la principal reivindicación de quienes quedaron postrados en la cuneta.

El referendo catalán ya no es prioritario, pero debe ser convocado al inicio del mandato. La regeneración pasa por convertir la Vicepresidencia del Gobierno, la suya, «en una institución que la ciudadanía perciba como propia»: las demás, Gobierno de la nación incluido, no importa que se perciban como impropias. La prioridad consiste en repartir los despachos antes que las políticas, las herramientas antes que las tareas, los cargos antes que las funciones. Yo, a eso, me desapunto.

Creo que Pablo Iglesias, dicho sea en su favor, no habla en serio. No está por la labor de facilitar un acuerdo. Sus intereses coinciden con los de Mariano Rajoy: ambos pretenden rebajar las ínfulas de Pedro Sánchez, crecido desde que el rey lo colocó en el centro del escenario, y laminarlo en unas nuevas elecciones. Si lo consiguen -lo cual no es seguro: a las urnas las carga el diablo-, allá por el verano tendrá el PSOE que decidir quién presidirá el Gobierno de España: o alguien del PP o Pablo Iglesias.