Solo una felicitación

Ernesto Sánchez Pombo
Ernesto S. Pombo EL REINO DE LA LLUVIA

OPINIÓN

26 dic 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Ocurre siempre que las expectativas superan lo razonable y lo procedente. Y volvió a ocurrir porque la situación política es de tal incertidumbre que se aguardaba que el rey trazase una estrategia, en su habitual mensaje de Navidad, y sin embargo no fue más allá de lo que debía de ir. Felipe VI se limitó, además de recordarnos algunos de los problemas que hoy nos afectan, a cumplir con la finalidad de su aparición anual. Desearnos unas felices fiestas y un próspero 2016. A los que puedan.

Porque ni era el momento ni era el lugar para otras veleidades. Apelar al diálogo y a la sensibilidad de nuestras élites políticas para salir de este empantanamiento es todo lo que debe hacer teniendo en cuenta que siempre hemos dicho que el rey no puede pronunciarse sobre asuntos de matiz político y que tiempo tendrá si quiere y puede ejercer como mediador después del próximo 13 de enero. Debe de ser por la ingesta de mazapán y turrón en estas fechas por lo que olvidamos que la propia Constitución le otorga al monarca el mero papel de árbitro y moderador.

Pero hay más. Aquellos que dicen sentirse defraudados, que por cierto lo vienen haciendo desde hace cuarenta años, con la felicitación navideña porque el monarca no dio una solución a cómo debe de solventarse el incierto panorama, olvidan que su misión no es la de solucionarnos los problemas y que además sería una irresponsabilidad inaceptable que marcase la ruta a quienes acaban de ser elegidos democráticamente y cuentan, en mayor o menor medida, con el refrendo ciudadano.

Tenemos que empezar por aprendernos la lección y saber para qué está la monarquía. Y desde luego para lo que no está es para resolvernos los problemas. Ni tampoco para decirnos cómo hemos de solucionarlos.