Bruselas en campaña: ¡sálvese quien pueda!

Fernando Salgado
Fernando Salgado LA QUILLA

OPINIÓN

08 dic 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Bruselas entrará en campaña esta semana. Aunque disfrazado de «informe de vigilancia», su programa electoral, del que ya se conoce un anticipo, me acojona mucho más que los presentados por PP, Ciudadanos, PSOE, Podemos o mareas diversas. Por lo que dice y por quien lo dice. Que los candidatos nacionales, los de partido viejo o de partido emergente, los de derechas o los de izquierda, propongan elixires tóxicos o anuncien milagrosos crecepelos, me preocupa lo justo: sabemos por experiencia que del dicho al hecho hay un gran trecho, que los programas son papel obligado pero mojado y que donde dije digo diré Diego. Que además suelten alguna que otra estupidez, rememoren su infancia o sus ligues, viajen en globo o jueguen al futbolín, es algo que entretiene al personal y resulta inocuo al bolsillo. Pero también sabemos, Mariano Rajoy y Alexis Tsipras por experiencia y un servidor por observación directa, que el verbo de la Comisión Europea es de obligado cumplimiento. Por eso los cuatro pelos que me quedan se me ponen como escarpias.

Así pues, estimado lector, si quieres conocer lo que nos va a deparar el inmediato futuro, la España post-20D, te aconsejo que examines con suma atención el programa de Bruselas. Gobierne quien gobierne, el PP con Ciudadanos, Ciudadanos con el PSOE, una coalición popular-socialista a la alemana o la izquierda en tótum revolútum, lo más probable es que las directrices de Bruselas vayan a misa. Y estas giran en torno a dos ejes: más recortes -llamados eufemísticamente ajustes- para cumplir el déficit y otra vuelca de tuerca a la reforma laboral. Exactamente lo contrario de lo que prometen Mariano Rajoy y Pablo Iglesias, Pedro Sánchez y Albert Rivera.

Dice el informe de Bruselas, si el texto filtrado se confirma, que España tendrá el déficit público más elevado de Europa el año próximo. Y que exigirá, en consecuencia, nuevas dosis del consabido aceite de ricino: subida de impuestos y poda del gasto público. Así, sin miramientos ni tapujos, la Comisión Europea descalifica a nuestros líderes domésticos. A Rajoy y a Rivera, que anuncian a carrillo batiente rebajas fiscales para el próximo curso. Y a Sánchez y a Iglesias, que andan vendiendo inversiones a mansalva, recuperación del Estado del bienestar, rentas de subsistencia y laxitud en los objetivos de déficit. Pobres charlatanes.

De lo dicho, nada, y apriétense de nuevo el cinturón, que el horno de leña aún no está para bollos. El PP iba en el buen camino, dice Bruselas, pero aflojó en cuanto asomaron las urnas por el horizonte. Su reforma laboral mejoró la de Zapatero, pero se quedó corta. Hay que persistir en la moderación (reducción) de los salarios, abaratar más el despido y equiparar los contratos indefinidos a los temporales (no al revés).

Vuelve la austeridad pública y la devaluación interna. Así que sálvese quien pueda, es decir, los mismos de siempre. A los demás, como consuelo y solaz del espíritu, les queda la casa primorosa de Bertín Osborne.