El tsunami de la nanotecnología

OPINIÓN

08 nov 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

En 1997 comenzó una silenciosa revolución científica cuando en determinados laboratorios de física se aprendió a controlar la materia a escala de átomos y moléculas individuales. Fue el inicio de la nanociencia, un terreno en el que desaparecen las distinciones tradicionales entre física, química, biología, medicina e ingeniería hasta convertir el conocimiento disciplinar en interdisciplinar y escapar de los laboratorios para encontrar su aplicación: la nanotecnología.

Cada veinte años se inician en el mundo revoluciones industriales que empiezan siendo silenciosas y terminan por quedarse y cambiar la vida de la humanidad. Es la innovación disruptiva. Así, entre 1771 y 1800 se desarrolló la revolución textil, que duró hasta 1853. La siguieron la del ferrocarril y la máquina de vapor, entre 1825 y 1853, hasta su generalización en 1913; entre 1886 y 1913 arrancó la del automóvil, que duró hasta 1969; entre 1939 y 1969 fue el turno de los ordenadores. Estas cuatro revoluciones industriales cambiaron el mundo conocido y ahora, desde 1997 y hasta aproximadamente el 2025, le toca el turno a la que se basa en la manipulación de la materia a escala atómica, molecular y supramolecular.

Las primeras olas del tsunami de la nanotecnología están llegando a la playa, como el uso de nanopartículas en determinados productos de belleza, en la regeneración de nuestros dientes o en la utilización del grafeno, sustancia formada por carbono puro, con átomos dispuestos en hexágono, similar al grafito, que es 200 veces más fuerte que el acero y cinco veces más ligero. Pero lo que viene a continuación va a sacudir nuestra cotidianidad: el modo en que captemos y almacenemos energía, lo que vistamos, lo que comamos, lo que cure nuestras enfermedades y las herramientas que guarden y procesen información van a contener elementos de nanotecnología.

Esta quinta revolución industrial, en la que España camina en las primeras posiciones mundiales, está basada en que las propiedades de la materia a escala inconcebiblemente pequeña son muy diferentes de la materia ordinaria y, en grado considerable, diseñadas a voluntad. El oro a escala molecular ya no es amarillo y sus propiedades y comportamiento son diferentes. Y otro tanto ocurre con la mayoría de las sustancias. Y como es natural y ha ocurrido con todas las revoluciones anteriores, la nanotecnología suscita en científicos y juristas cuestiones sobre su impacto social, económico, medioambiental y legal que consideran preciso abordar, porque lo que somos capaces de hacer ahora -dicen- va muy por delante de lo que somos capaces de controlar. Pero como ha ocurrido con las anteriores, el hombre terminará por domeñar esta quinta revolución industrial y constatar sus beneficios.