02 nov 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Seis meses ya del terremoto que dejó casi 9.000 muertos y 70.000 heridos en Nepal. Además, 600.000 viviendas resultaron destruidas, otras 285.000 sufrieron algún daño importante, escuelas y centros sanitarios también muy afectados, y qué decir de las escasas vías de comunicación. Todos recordamos las escenas que nos ofrecieron los medios de comunicación, así como el fuerte impacto emocional que produjeron en nosotros. ¿Y hoy, seis meses después?

La inestabilidad política, las huelgas, el cierre de las fronteras con la India, la inflación y la falta de combustible están complicando mucho la recuperación del país. Por otra parte, no hay que olvidar que la pobreza multiplica exponencialmente los efectos de las catástrofes naturales sobre la población y que ya antes del terremoto el 40 % de los habitantes de Nepal vivían por debajo del umbral de pobreza.

Comprendo que son muchas las situaciones que demandan de nosotros atención, empatía y solidaridad; que puede haber un cierto hastío informativo que favorezca el aumento de la indiferencia. No podemos dejarnos vencer y que nuestro corazón se vuelva duro e insensible. Antes bien, debemos hacer un esfuerzo por abrirnos cada vez más a lo que debiera ser una realidad cotidiana: somos un solo mundo, una sola humanidad. El ser humano solo tendrá futuro en el planeta en una civilización decente y sostenible si ese principio es realmente operativo.