No me toquen los jamones

Luis Ferrer i Balsebre
Luis Ferrer i Balsebre EL TONEL DE DIÓGENES

OPINIÓN

01 nov 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Qué verdad es esa de que el exceso de información produce ruido y que las teorías y certezas de la ciencia están hechas para ser refutadas, porque si no lo son se convierten en religión.

Otra vez el discurso preventivo de la OMS se llena de razones y evidencias para agobiar al personal desde la A a la Z sin medir las consecuencias que esos desahogos científicos tienen en la gente normal que no entiende de índices de probabilidad, ni de patologías multifactoriales, ni sabe lo que son indicios mutagénicos.

La última ha sido la satanización de la carne elaborada, otra más. Mi padre falleció suspirando por una sardina cuando el pescado azul estaba maldito, dejó de comer cerdo porque también era malo y de beber vino por las mismas razones científicamente probadas. No pasaron ni diez años para que todas esas evidencias se convirtieran en lo más saludable de todo, por supuesto, también científicamente probadas.

La gripe y las hormonas de los pollos, los conejos, las vacas locas, el pescado azul y ahora el blanco relleno de mercurio y anisakis... en todo acaban poniendo el sello de alerta científica.

Hay cosas tan de sentido común que cualquier cuestionamiento hace cuestionable a quien las enuncia. La OMS debería estar más preocupada por la gente que se muere de no comer que por la que puede desaparecer pasándose con las salchichas.

Y si, para más inri, al mismo tiempo que advierten contra todo lo que comemos, abogan por la bondad de comer insectos, hormigas, saltamontes, larvas... que por lo visto hay muchos y son muy nutritivos. Pues ¿qué quieren que les diga? Que nada en exceso es bueno lo sabemos por experiencia propia, no es necesario que nos los recuerden envuelto en amenazas cancerígenas. El sentido común y siglos de evolución de la especie saben que la carne roja en dosis razonables es uno de los alimentos más completos y saludables que existen.

Y es que no hay manera de que nos dejen tranquilos, qué manía de sembrar la vida de peligros invisibles y recomendaciones borrosas. Como si no llegara con lo difícil que es vivir para que nos pongan tan difícil morirnos.

Pero lo peor es que se atrevan a sembrar la más mínima duda sobre uno de los pocos actos logrados de la humanidad: el jamón.

Nunca habrán escuchado a nadie, expertos incluidos, decir que le ha sentado mal el jamón, ni que le repite, ni que le ha empachado.

Vale que hay que resignarse a vivir con la plétora de récipes con que la OMS nos inunda, pero el jamón es la línea roja.

Elucubren lo que quieran ¡pero no nos toquen los jamones!