Un cuchillo sin hoja al que le falta el mango, es decir, nada. Eso han sido los neutrinos, partículas fantasma, capaces de atravesar la Tierra limpiamente. La historia del neutrino es un ejemplo de cómo funcionan las ciencias. Unas veces se buscan explicaciones teóricas de los resultados experimentales. Otras se predice teóricamente un hecho que debe ser validado experimentalmente. Esto es lo que ha sucedido con el neutrino. Su existencia la propuso W. Pauli para explicar las discrepancias de momentos y energías en la desintegración radiactiva en la que se forma una partícula beta. El premio Nobel de Física de este año se ha otorgado al japonés T. Kajita y al canadiense A. McDonald porque comprobaron que los neutrinos tienen oscilaciones que les permiten pasar de un tipo a otro de los tres que existen.