Escaños contra votos

César Casal González
César Casal CORAZONADAS

OPINIÓN

28 sep 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

En la campaña catalana solo faltó aquella miss que, en la línea de la italiana de esta semana, había dicho que Confucio fue el creador de la confusión. Y los resultados son por tanto una celebración de la confusión que se nos viene encima, como la vajilla de la abuela. Nada será igual. Y lo peor es que no hay guionista ni vidente (mucho menos, políticos) que sepan augurar qué va a pasar. El partido, para los constitucionalistas, se enlodó antes de jugarlo. No se habló de programas ni de políticas. Mejor dicho, solo se habló en programas de televisión y de soberanismo y ruptura. En los platós de televisión es donde se decide la política de hoy. La campaña ha durado en realidad meses. Y siempre se repetía la misma canción: el sí y el no. Como si fuese el plebiscito que querían los independentistas y no unas autonómicas. No se habló del paro ni de la corrupción. Ni de los recortes salvajes en sus derechos que vivieron los catalanes con el Gobierno de Mas y Junqueras. Recortes donde más duele: en educación y en sanidad. Todo tapado por la deriva secesionista. Aun así hubo milagros y castañazo. Los independentistas no alcanzaron la línea roja del cincuenta por ciento de votos (se quedaron a tres puntos), aunque la coartada de los escaños, sumando Junts y la CUP, está ahí y les dará mucho juego. Otra vez la provincia de Barcelona, la más poblada y la más cosmopolita, fue decisiva en el frenazo a la pretendida secesión. Ciudadanos debutará como líder de la oposición, aunque Iceta lo peta y su baile salvó de forma espectacular al PSC. Para el PP, no hubo salvación. Y, ojo, con Podemos, a quien le está pasando factura y fractura su política de jugar a todo, según el lugar en el que se presenta. De campeones en las encuestas a una caída sostenida en el voto real. Pero no duden que el lío está servido. Esta película o culebrón de suspense seguirá y deberíamos titularla ya: Escaños contra votos.