Grecia: la burra no ha vuelto al trigo

OPINIÓN

06 jul 2015 . Actualizado a las 08:54 h.

Bueno, pues el no ha ganado en el referendo con trampa y a alta velocidad celebrado en Grecia. El vértigo a la posible salida del euro y hasta de la propia UE; al agujero negro, a la eternización de un corralito económico que va por el octavo día y ha dañado y acongojado a los más vulnerables no ha llevado a los griegos a votar por el acuerdo que le ofreció Bruselas. El Gobierno de Syriza, creador de este pandemónium, ha ganado y partido a Grecia en dos mitades.

Han sido ocho días de dimes y diretes; de anunciar una cosa y hacer la contraria; de aquí sí y allí no; de un mus a la griega jugado desde Atenas y Bruselas por un ateniense de 40 años llamado Alexis Tsipras que nunca quiso coger el toro cretense por los cuernos y prefirió colorearlo de rojo en vasos de terracota y dejarlos de recuerdo sobre la mesa de Jeroen Dijsselbloem; un griego que no ha leído a su paisano Aristóteles, para quien «no hace falta un gobierno perfecto; sino uno que sea práctico».

Y paralelas a la mesa de juego, bolsas de valores y primas de riesgo que han bajado y subido al capricho de volátiles mercados; críticas al proceder helénico contrarrestadas con otras de sus correligionarios españoles de Podemos e IU; sesudos análisis de las consecuencias para Grecia y para la zona euro y la UE de la suspensión de pagos y su plausible salida de la eurozona. Conversaciones entre ambos lados del Atlántico sobre su valor geoestratégico y la imperiosa necesidad norteamericana de que siga en la UE y en la OTAN y no caiga en brazos de la Rusia de Putin para ser peón en la que llaman nueva guerra fría.

Sigue la tragedia de Esquilo representada a dúo por Tsipras y Varufakis. La burra no ha querido volver al trigo comunitario. Ha dicho no un país que en seis meses de desgobierno populista es más pobre y tiene ya un 25 % de economía sumergida, merced a la ausencia de catastro y a un sistema tributario laso y arcaico que los políticos griegos no quieren modernizar y que en el 2009 interrumpió la recaudación de impuestos porque era año electoral; un país que en el 2001, con la colaboración del banco norteamericano Goldman Sachs, trucó sus cuentas para entrar en el euro, declarando un déficit del 3,7 %, cuando era del 14 % (30.000 millones en vez de 7.000); un país que desde mayo del 2010 ha recibido más de 240.000 millones de euros en dos rescates y al que le han perdonado otros 100.000; que ha terminado por convertirse en el Estado mejor financiado de la UE, con una media de interés del 2 % y un plazo por encima de 15 años; un país con un 70 % de fraude en el IVA y una deuda pública que ronda el 180 % de su actual PIB, que a su vez es inferior en un 25 % al que tenía en el 2009. Un país en el que un sinnúmero de profesiones, entre ellas peluquero, locutor y músico, son consideradas de riesgo y se pueden jubilar a los 55 años, o las hijas de funcionarios fallecidos en activo cobrar pensión vitalicia.

Este país llamado Grecia, que para ir tirando hasta el 2018 necesita 50.000 millones de euros en ayudas, ha dicho no al paraguas que le ofreció la eurozona y el FMI y quiere otro a su gusto. La tragedia griega seguirá por muchos años y los próximos 14 días serán también de portada.