Viejos y nuevos caraduras

OPINIÓN

30 jun 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Los caraduras abundan en todas las sociedades y se reproducen como las setas, hasta el punto de que por cada uno que cae le suceden varios, aumentando y perpetuando la especie y sus usos y costumbres, por más que leyes y normas quieran poner coto a práctica tan extendida.

Entre los caraduras los hay de varias clases: los que ejercen pero callan y no presumen; los que ejercen, critican la paja en el ojo ajeno y no ven la inmensa viga que atraviesa el suyo, y los que se enfurecen con los «sinvergüenzas de la casta» pero hacen lo mismo aunque lo llamen de otra manera.

Los primeros son una pléyade de políticos y rectores de Universidad que colocan a cónyuges, hijos y familiares de segundo y tercer grado en puestos de remuneración pública que soporta con indignación el contribuyente. Todos tenemos los nombres en la punta de la boca.

Entre los segundos figura el diputado socialista Germán Rodríguez, que ha armado la zapatiesta al presidente de RTVE, José Antonio Sánchez, y ha afirmado que el voto al PP declarado por este último «compromete la credibilidad y la independencia de RTVE». El señor Rodríguez, con una cara que se la pisa o porque es el único que todavía no se ha enterado de que las televisiones públicas son del gobierno de turno desde el segundo día del advenimiento de la democracia, ha pasado por alto que el PSOE sentó en ese cargo a militantes socialistas de renombre como José María Calviño (1982), Pilar Miró (1986) y Luis Solana (1989). Y que la mayoría de las formaciones políticas, incluidas las nacionalistas, han puesto al frente de sus respectivas televisiones autonómicas a militantes destacados que su simple enumeración haría interminable este texto. Pero recordemos dos sobresalientes: Jordi Vilajoana, CiU, que luego fue consejero en el gobierno catalán, y Andoni Ortuzar, actual presidente del PNV.

Y en el tercer grupo están los recién llegados a las responsabilidades políticas a lomos de las distintas mareas que levantó el prolífico 15M de pasado 2011. Son la nueva hornada que ha copado puestos de relumbrón merced a los votos y acuerdos cosechados en las elecciones del 24 de mayo.

Así, la nueva alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, ha cometido el pecado venial de nombrar a Luis Cueto, esposo de una sobrina, coordinador general de la Alcaldía. Y para no quedarse atrás y por eso de que Barcelona es más que Madrid, la regidora de la capital catalana, Ada Colau, ha pecado mortalmente colando a su pareja, Adrià Alemany, como responsable de relaciones políticas e institucionales en el Consistorio, y su primer teniente de alcalde, Gerardo Pisarello, por no ser menos que su jefa, ha hecho otro tanto con su media naranja, Vanesa Valiño, a la que ha nombrado asesora de la Concejalía de Vivienda. ¿Pero no habían venido para dignificar la cosa pública y ensalzar la ética? ¡Acabáramos!