La atracción del Estado Islámico

Yashmina Shawki
Yashmina Shawki CUARTO CRECIENTE

OPINIÓN

23 jun 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

No dejo de preguntarme qué es lo que impulsa a una persona, aparentemente integrada en la sociedad occidental, a dejar atrás su familia, su trabajo o estudios, sus amigos, en definitiva, su vida, para incorporarse a las filas del Estado Islámico (EI). ¿Qué es lo que resulta tan atractivo de una organización criminal como esta?

Obviamente, lo primero que hay que discernir es la personalidad del sujeto atraído, y aquí se pueden distinguir dos grandes grupos. Por una parte, están las personas que tienen unas convicciones religiosas muy fuertes, que han sido educadas en un férreo régimen islamizante o que se han convertido de adultas y, por lo tanto, manifiestan una creencia que no es susceptible de ser variada. Por otra, nos encontramos con personas influenciables o que se encuentran en un momento personal difícil, derivado de un fracaso en el estudio, el trabajo o la vida sentimental y que buscan en lo espiritual consuelo y respuesta a sus inquietudes. Si a esto añadimos un mensaje atractivo de lucha por la justicia para cumplir la voluntad de Dios y la opción de ir al paraíso caso de perecer en el intento, tenemos la combinación perfecta para los nuevos adeptos al Estado Islámico.

El EI busca a gente joven que sea manipulable, tanto varones, para empuñar armas, como mujeres para saciar el apetito sexual de sus soldados y procrear más fanáticos. Hay que reconocerles su eficacia mediática. El último caso así lo corrobora: tres hermanas británicas en la treintena con sus nueve hijos. Y una vez dentro ya no se puede salir, salvo con los pies por delante. Si esto es público y notorio, ¿por qué sigue cayendo gente en la trampa? Quizás por que hay quien necesita creer, aunque sea en algo equivocado.