Mantengo buena amistad con numerosos profesores de la Universidade da Coruña y puedo dar fe de que su única preocupación, en lo que a su labor docente se refiere, es que esta sea de suma calidad. Eso no quita para que la UDC se vea obligada a paralizar todos los gastos corrientes en sus facultades debido al desajuste presupuestario que les causan los 3,8 millones que le adeuda la Xunta. Por otra parte, el conselleiro de Educación reclama a la universidad coruñesa un gasto responsable, apelando a que es premisa básica ajustar los gastos a los ingresos. ¿Es que no ha entendido que el desajuste es porque la Xunta no paga lo que debe? ¿Cómo es tan temerario para pedir un gasto responsable cuando en las facultades no tienen ni para el papel de las fotocopiadoras? Aunque resulte complicado entenderlo, se están dejando de enviar paquetes postales por no tener para el franqueo, y si un profesor tiene que acompañar a tomar café a un conferenciante invitado por la UDC, en muchos casos tendrá que abonar de su bolsillo la infusión. Pero como dice Rajoy que por fin hemos salido de la crisis, creamos al esquivo presidente del desgobierno y roguemos al equipo rector de esta universidad que cese en sus quejas. Que tampoco pasa nada porque cada profesor se traiga los folios y sellos de su casa. Mucho más se perdió en Filipinas.