Comportamiento electoral y resultado político

Jaime Miquel
Jaime Miquel LÍNEA ABIERTA

OPINIÓN

15 jun 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

En lo que llamamos la actualidad política se explican y se debaten los resultados de las elecciones, pero lo único que se analiza son los porcentajes de votos válidos y el número de representantes que ha conseguido cada formación. Estos resultados políticos expresan la estructura del comportamiento electoral en un momento dado, y refrendan con datos las observaciones o las posiciones que calculamos interelectoralmente. Los resultados de las elecciones del 24M han sido, en este sentido, los esperados y comentados en estas páginas.

El comportamiento electoral se estudia en número de electores y porcentajes sobre censo que consigue cada formación, votan en blanco o se abstienen, y ha definido cinco ciclos o en España desde el año 1977. El quinto, iniciado en el verano del 2012, ya ha cubierto tres etapas. En el sistema electoral general, la primera (2012-2014), se caracterizó por la ruptura con la clase política convencional y la desmovilización masiva de la mitad más joven del censo. Fue una situación donde hubo dos partidos preponderantes sobre los demás, el PP y el PSOE, tal como había sucedido desde el año 1977, luego no pasaba nada extraño y la desmovilización le pasó desapercibida a los creadores de opinión. La segunda etapa (2014-2015) se desarrolló entre las elecciones europeas de mayo del 2014 y el mes de enero del 2015, y se caracterizó por la reincorporación al sistema de una parte de estos electores desmovilizados. Votaron a Podemos para reemplazar a la clase política que simbolizan el PP y el PSOE, y para negar las políticas en curso. La irrupción de Podemos definió una situación completamente nueva, con tres partidos preponderantes sobre los demás. La tercera etapa (2015), que también es inédita, se desarrolla desde el mes de febrero de este año, mediante la reincorporación de otros electores en torno a Ciudadanos, también más jóvenes y mejor formados, para merecer la confianza de los mercados y de la Unión Europea; Rivera es el referente que les permite ser liberales o conservadores de sello UE o plenamente convergentes, y Ciudadanos recibe un voto al hueco o a la única esperanza para estas personas.

Desde el mes de febrero del 2015, el sistema general es pluripartidista con cuatro electorados preponderantes, dos emergentes, significativamente más urbanos, instruidos, críticos, jóvenes y responsables de lo público, que son los votantes de Podemos y Ciudadanos, y los otros dos en regresión, significativamente peor formados, de más edad y menos metropolitanos, que son los votantes del PP y el PSOE. Los resultados del 24-M, así como los del mes de marzo en Andalucía y los estudios recientes del CIS, certifican esta situación.

Con declaraciones como las de Esperanza Aguirre, que no desmiente Aznar y se extienden como dogma en ese partido, el PP ha definido en España el espacio Le Pen. Nosotros o el caos, que es la síntesis, es un mensaje sonrojante para el votante medio del siglo XXI, de inteligencia electoral convergente, en términos UE.