La UE debe intervenir en su patio trasero

OPINIÓN

12 may 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Acaban para la Unión Europea (UE) los tiempos de la desidia, el individualismo y la frivolidad del «me lo soluciona Estados Unidos». El drama humanitario por la llegada masiva de poblaciones enteras de Estados en guerra o fallidos que circundan la UE, con o sin agua por medio, obliga a dar una zancada en la política común de Seguridad y de Exteriores.

Esta política colectiva, de verdad y en serio, tendrá que ir más allá del primer cinturón de terceros Estados que tocan sus fronteras. Deberá alcanzar países de África de la segunda línea de confín como Mali, Níger, Chad, Sudán, e incluso Nigeria, Camerún y algún otro. Y buscar en ellos la estabilidad gubernamental y el bienestar de sus poblaciones mediante la inversión en desarrollo y el comercio justo, pero siempre dispuesta a desplegar fuerzas militares cuando la situación lo requiera y con la autorización de Naciones Unidas porque, a juicio de numerosos analistas, todas las debilidades geopolíticas del Magreb tienen su versión corregida y aumentada en el Sahel, convertido en un microcosmos de los riesgos y amenazas para la seguridad internacional. El panorama de la frontera sur del Mediterráneo supone para la UE, a corto plazo, un desafío mucho mayor que el anterior de las revueltas de la mal llamada Primavera Árabe, ya que está cada vez más cerca del Invierno Islamista que auguraban expertos en seguridad nacional, entre las críticas de los optimistas patológicos.

Que la UE no puede acoger a casi toda África, parte de América y Asia y algo más de Europa sin poner en peligro la cohesión social, alterar el ritmo de asimilación de los cupos anuales de inmigración, refugiados políticos y minorías étnicas y religiosas ya establecidas, y destruir el frágil y menguante estado del bienestar y hasta la democracia representativa y de derecho que la forja, es algo que nadie pone en duda. Para defender todo esto tendrá que aumentar considerablemente los fondos de cooperación con los que implicarse más en las políticas de desarrollo que fijen la población de los terceros territorios, modificar el modelo de la política migratoria, reforzar los medios y el presupuesto de Frontex (Agencia europea para la gestión de la coordinación operativa en las fronteras exteriores de los Estados miembros), y dotarse de una Fuerza capaz de proyectarse con prontitud ante emergencias y amenazas.

La importancia de África en la estrategia de defensa española es básica, como lo demuestra el éxito del contingente militar en Mali y Senegal, merced al cual se ha cortado de raíz la llegada de pateras a Canarias, o la participación aérea y naval en la Operación Atalanta de la UE, que ha conseguido erradicar la piratería en el Índico. De ahí que la implicación de la UE en zonas geográficas más amplias sea de vital interés para todos los Estados miembros, empezando por los de la frontera sur.