Artur Mas, con la Fuerza Aérea Española

Fernando Ónega
Fernando Ónega DESDE LA CORTE

OPINIÓN

26 mar 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Es que hay 150 muertos y 51 pueden ser españoles. Es que hay demasiadas familias azotadas por la tragedia, entre ellas una de A Coruña, con viuda, tres hijos huérfanos y un cuarto que no podrá conocer a su padre. Es que todo es demasiado trágico. Si no fuese por eso, algunas imágenes de los movimientos políticos de las últimas horas seguirían siendo prodigiosas. Pienso en la de Artur Mas en la escalerilla de un avión que pone «Fuerza Aérea Española». El líder nacionalista, que nunca llama a la UME en caso de catástrofe porque Cataluña (Catalunya) no puede sufrir la humillación de pedir auxilio al Ejército español, ayer se subió a un avión militar. Quede para la historia esa imagen, que los coristas oficiosos presentarán como símbolo de cooperación institucional y a mí simplemente me llama la atención. Grande el presidente Rajoy, que le invitó a viajar con él. Simbólico el presidente Mas, que prescinde de prejuicios para estar en primera línea en el lugar de la tragedia.

Ambos mandatarios viajaron juntos hasta Marsella, pero ni un paso más. Después, en coches distintos. Todo lo que pudieron hablar lo hablaron dentro de un aparato que ponía «Fuerza Aérea Española». ¿Y de qué hablaron? Oh, en eso no han decepcionado. Hablaron del accidente. Según las fuentes informantes, se intercambiaron su múltiples experiencias propias en el auxilio en catástrofes colectivas. Tema único, porque son muy sensibles al dolor ajeno. Quizá a Rajoy se le pasó por la cabeza preguntar a Artur Mas si hará elecciones, pero rechazó la idea porque no podía profanar el sagrado momento y el doliente motivo del viaje. Quizá a Artur Mas se le ocurrió preguntar a Rajoy si no tenía nada que decirle, pero rechazó la idea porque no podía profanar el sagrado momento y el doliente motivo del viaje. ¡Qué tributo a las víctimas! ¡Qué respeto a sus familias! ¡Qué disciplina, qué contención verbal! Al fin se pusieron de acuerdo en algo, y ese algo fue no hablar de lo que tienen pendiente.

Después, ya en Seyne-Les Alpes, Artur Mas consiguió su parcela de gloria y logró salir en la foto al lado de Hollande, Merkel y Rajoy. Ya es uno de los grandes europeos. Ya puede poner ese retrato en su despacho, como justa reparación al feo que le hicieron en la manifestación de París, que no le dejaron estar detrás de la pancarta de jefes de Estado y Gobierno. Pero nadie, ni siquiera el futuro jefe del Estado catalán, es perfecto y, mecachis, ayer, en la rueda de prensa, solo había tres atriles y, claro, fueron ocupados por Hollande, Merkel y Rajoy. No hay derecho. Después de viajar en un avión de la Fuerza Aérea Española, no le dejaron hablar como los grandes. Fue el milímetro que le faltó para la gloria total.

TRAGEDIA EN LOS ALPES