La atracción política de las tragedias

Fernando Ónega
Fernando Ónega DESDE LA CORTE

OPINIÓN

25 mar 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

De las desgracias que sufre la sociedad moderna, hay dos que conmueven de forma especial: los atentados terroristas y los accidentes de aviación. Conmueven por lo inesperado, por su número de víctimas y según la proximidad de la tragedia. El accidente del Airbus de Germanwings se produjo en Francia, con pasajeros españoles y alemanes, básicamente: fue un accidente europeo. En medio de las 150 vidas perdidas y ante el dolor que provocan especialmente esos jóvenes estudiantes que regresaban a sus casas después de un intercambio, espero que no resulte frívolo mirar lo que corresponde habitualmente a este punto de observación: la actitud de la clase política. En su máximo nivel, los reyes Felipe VI y Letizia, que han tenido que renunciar a un viaje que se prometía esplendoroso, casi su coronación europea. Ha sido el daño colateral, aunque perfectamente recuperable.

En los demás niveles de la cosa pública hemos visto algo parecido a una carrera de protagonismos, donde muchos quisieron tener su papel en el ceremonial mortuorio y nadie quiso quedar fuera del alcance de las cámaras. Aunque no tuvieran datos que aportar, como nuestro presidente del Gobierno o el jefe de la oposición, había que hablar y dejar constancia de la consternación. El silencio se entendería como falta de sensibilidad.

Y así, se constituyeron gabinetes de crisis en El Prat y en La Moncloa. España envió a altos representantes de dos Gobiernos: la ministra Ana Pastor por el Gobierno español; la vicepresidenta Joana Ortega por el Gobierno catalán. Artur Mas compareció en plan presidente de república (catalana, por supuesto) y habló como si el rescate de las víctimas fuese competencia de la Generalitat, que dispuso de equipos de psicólogos, forenses y demás medios de auxilio. Si habló con Rajoy, no ha sido para ponerse a disposición del Gobierno de la nación, sino para «coordinar acciones conjuntas de ambos Gobiernos», en igualdad de condiciones. Y así, el papel de España en la catástrofe se gobernó con cuatro direcciones: La Moncloa, Ministerio de Fomento, El Prat y Generalitat. Pedro Sánchez, secretario general de los socialistas, también convocó a los medios para tener un papel a su altura, aunque eché en falta una bronca a Rajoy, como la de las inundaciones del Ebro, por no estar al lado de Hollande y Merkel, que se desplazaron al lugar del suceso?

Por momentos, al ver la cantidad de políticos y altísimos funcionarios que se desplazaron a París o a Barcelonette, he llegado a pensar que podían concentrarse más dignatarios que personal de rescate de las víctimas y la caja negra del avión. Y nunca podré saber dónde empieza la delgada línea que separa el afán de protagonismo y la voluntad de servicio.