Que Santa Lucía nos conserve la vista

OPINIÓN

13 dic 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

Reconozco que el título de este artículo viene un poco forzado. Pero hoy se celebra la fiesta de Santa Lucía, y, recordando a los vecinos de Cabanelas, que celebran esta fría solemnidad en su humilde capilla, no pude resistirme a mencionarlos. Claro que el título es forzado, pero no impropio. Porque voy a hablar del cine y del poco tino social y político que nos gastamos cuando tratamos de establecer a nuestra conveniencia los goznes más visibles del debate público.

Este año del Señor del 2014 lo iniciamos los españoles poniendo a parir el IVA del 21 % que es aplicable a las actividades culturales. Y, para darle más énfasis a los argumentos, hubo miles de profesionales, actores, políticos, columnistas y profesores que pronosticaron el hundimiento del cine por falta de espectadores. Y no fue solo eso, porque, seducidos por el embeleso del debate fácil, miles de espectadores llamaron a las tertulias para explicar que ellos ya no podían ir al cine, porque ese encarecimiento de un euro por entrada -que el ministro Wert había introducido para acabar con el cine, hundir a la cultura y hacer más difícil la vida de los trabajadores-, había supuesto una línea de división entre el sí y el no de la cultura contemporánea.

Cierto que algunos extendían el problema a los museos y a otros tipos de actividad cultural. Pero fue el cine, por su popularidad, y porque dispone de agentes de agitación dotados de magníficas tribunas, el que capitalizó la protesta contra este profetizado desastre. Y tanto fue el arraigo del cuento, que a nadie se le ocurrió pensar que la exención del IVA también se estaba pidiendo para las películas de Bruce Willis, que a base de guiones infames, palabras soeces y explosiones estilo Mortadelo, percibe un caché de docenas de millones de dólares que los espectadores españoles queríamos pagar? ¡con un IVA cultural reducido!

¿Y cuál fue el resultado a finales del 2014? Pues que el cine español batió todos los récords de taquilla de su historia. Los 20,8 millones de espectadores que pagaron el IVA del 21 % superaron en un 89 % el número de entradas vendidas en el 2013, por lo que bien se puede colegir que el único que sabía en qué trocha se metía era Wert, y que, usando la ironía con la que este refrán suele citarse, también cabe pedir «que Santa Lucía nos conserve la vista».

Pero la cosa va un poco más allá. Porque si queremos ser políticamente serios hay que responder públicamente a esta pregunta: ¿Hay que aplicarle la misma rebaja del IVA cultural a un concierto del Réquiem de Mozart y a Torrente 5? Yo, que nunca me escondo, hago esta humilde propuesta: crear un IVA cultural del 50 % para aplicárselo a cierto cine, ciertos museos, cierta música y ciertos espectáculos.

Porque a veces aumenta la cultura cuando, en vez de ir al cine, nos quedamos en casa friendo buñuelos.