Sentencia y condena

Ernesto Sánchez Pombo
Ernesto S. Pombo EL REINO DE LA LLUVIA

OPINIÓN

15 nov 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

Es cierto, como dice el presidente Núñez Feijoo, que ningún sumario es una sentencia, ni ninguna imputación una condena. Véase el ejemplo del alcalde de Ferrol, que ha sufrido, por error, por obcecación o por incapacidad de su señoría, un calvario. No vamos a volver con el chorreo de la presunción de inocencia, la garantía constitucional y el hay que dejar trabajar a la Justicia.

Pero tras esa afirmación del presidente se esconde la trampa. Porque en la mayoría de los casos de corrupción, expolio, latrocinio y podredumbre que estamos sufriendo existen indicios evidentes de qué es lo que ocurre realmente. A diario se denuncian comportamientos sospechosos y enriquecimientos injustificados. Todos los días vemos en las páginas de los periódicos y en los telediarios el pirateo al que nos someten. Y cada mañana asistimos a un nuevo escándalo de pillaje y saqueo. ¿Era necesario pasar lo que pasamos para enterarse de que Matas, Fabra, Pujol y Bárcenas son unos sinvergüenzas? ¿Podemos creernos que Chaves y Griñán desconocían lo que acontecía debajo de su mesa? ¿A alguien le sorprendió la condena por prevaricación de Baltar sénior? ¿Hay quien desconocía los negocios solidarios de Urdangarin y señora? ¿Y la alcaldesa Castedo? ¿Cuántas mentiras más nos tiene que contar Monago para convencernos de que usted y yo le pagamos los revolcones canarios?

«Cuando creemos que hay algún indicio que nos puede hacer sospechar de conductas que éticamente no son admisibles tomamos esas decisiones, con independencia de que esas conductas tengan o no repercusión penal», dijo el presidente Feijoo sobre ceses y dimisiones.

Pues a ver si soy yo el equivocado, pero no parece que así lo hagan.