Eso me pregunto: ¿Por qué les alarma ahora el ritmo al que crece una fuerza política recién estrenada y que incluye en sus principios la posibilidad de confiscar bienes a los muy ricos?
¿No sigue aumentando la pobreza?
¿No está en riesgo de exclusión uno de cada tres niños españoles en la actualidad?
¿Acaso se ha alcanzado el pacto de Estado por la infancia que Unicef lleva varios meses proponiendo?
¿No siguen apareciendo casos de teóricos representantes del pueblo acusados de llevarse a casa millones de euros del dinero público?
¿No es precario y temporal el escaso empleo que se crea?
¿No ha aumentado la aportación que los jubilados deben hacer para adquirir los fármacos que les recetan mientras su pensión subía un 0,25%?
¿No sigue habiendo cerca de dos millones de hogares con todos sus miembros en paro?
¿No sigue aumentando, mientras tanto, el número de supermillonarios?
¿De qué se extrañan entonces?