Oriol, de frente

Mariluz Ferreiro A MI BOLA

OPINIÓN

22 oct 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

Es tiempo de anteojeras. Son esas piezas de cuero que les colocan a los caballos para que no vean por los lados, solo de frente. Así avanzan los líderes políticos en España. Difícilmente se prestan al diálogo con el otro. En contadas ocasiones van a contracorriente. Ponen música a sus estribillos diputados entregados o militantes sonrientes. Evitan entornos hostiles, y se parapetan en comparecencias prefabricadas y en actos del partido. Los debates electorales, si se celebran, son pobres y encorsetados, dos mítines intercalados. Nada que ver con el ágil combate anglosajón. En la campaña del referendo escocés, los políticos se subieron a cajas de fruta para hablar en la calle. Aquí, cuando salen del balneario, se destemplan. También Oriol Junqueras. El presidente de ERC se prestó a pasar el día con una familia andaluza para hablar de lo suyo. La abuela de la casa, la más comprensiva con él, le regala un libro de Machado y después le muestra Soldados de Salamina, de Javier Cercas. «A este lo están puteando», le cuenta. Y Junqueras dice: «Me extraña mucho, no lo sabía». Evasivas desgastadas que suenan a un «no quiero saberlo». Junqueras defiende con aparente ingenuidad que la TV3 catalana no es tendenciosa y los andaluces sostienen que sí lo es, pero como todos los canales públicos. El invitado insiste, pero sin más profundidad. Le preguntan: ¿Querrías la independencia aunque a Cataluña no le fuera bien?

Ni se plantea la hipótesis, se niega a hacerlo, aunque defiende las tesis del vídeo electoral de ERC que achaca a España todos los males y a Cataluña todas las bendiciones. Hay un momento en el que asegura que «la política tiene un punto decepcionante, un guion muy marcado». Pero la realidad suele superar cualquier guion y a muchos políticos.