Una nueva ola recorre los gigantes de Silicon Valley. No tiene que ver con la propia tecnología aunque la medida sí es innovadora, y muy polémica. Facebook y Apple ofrecerán financiar la congelación de óvulos a las empleadas que decidan postergar la maternidad. Las firmas alegan que con el incentivo (que lleva al límite los ya clásicos beneficios extra) tratan de mejorar el bienestar de sus trabajadoras. Aducen que así les aseguran económicamente poder desarrollar su carrera sin preocuparse de su reloj biológico.
Pero el argumento, además de difuso, es tramposo. Con este aliciente algunos gigantes tecnológicos exhortan a sus empleadas a priorizar su profesión durante sus años fértiles, que suelen coincidir con el período más productivo. También tratan de impedir que el malabarismo trabajo-familia les desanime a comprometerse con una carrera de alto nivel. El fin último es reclutar mujeres para un negocio mayoritariamente masculino (suponen solo el 30 % de las plantillas). Y, sobre todo, retenerlas. El sector libra aún la guerra abierta por el talento.
En Google, donde se monitoriza la felicidad de los empleados, se combatió la tasa de deserción femenina con generosas bajas de maternidad. Y dio resultado. Un 50 % menos de madres abandonaron. Allí no premian postergar el parto sino, sobre todo, regresar.